No se lo pensó dos veces. Compró un billete para llegar hasta la frontera con Ucrania y desde hace una semana colabora en primera línea para ayudar a los refugiados que huyen de un país en guerra. El abogado de Torrecilla de la Tiesa afincado en Cáceres desde hace 35 años Arturo Sánchez atiende a este diario en el horario de reparto de comidas, tarea que desempeña este martes en el consulado de España en Cracovia (Polonia).

Cierto es que su primera idea fue la de transportar un cargamento de chucherías y ropa hasta la frontera. En la ciudad colgó carteles para llamar la atención de los cacereños y animarles a donar, pero reconoce que debido a la saturación de iniciativas de este tipo decidió donar lo que había recaudado a la propuesta de Grúas Eugenio e ir por libre en calidad de voluntario.
Una vez ahí, confiesa que su idea fue la de viajar a la frontera pero desistió porque ya existían colectivos organizados para dar atención a los refugiados allí así que preguntó dónde podía ser útil.
Finalmente, le recomendaron viajar a Polonia y desde hace varios días se encuentra en el consulado donde colabora como voluntario para atender a las más de 200 familias que se encuentran alojadas en las inmediaciones. «He dejado el derecho a un lado y me he venido a repartir sopa», sostiene en declaraciones a este diario. En cualquier caso, pone de manifiesto que acudirá donde se le necesite. «Soy un peón», expone.
Sobre la realidad que ha encontrado en Polonia, manifiesta que «la gente está tranquila», no obstante, relata que las miradas delatan a las familias que llegan, en su mayoría «madres y niños».
«Si los miras a los ojos sabes que llegan de Ucrania». En cuanto a las necesidades, hace un llamamiento para hacer llegar más alimentos. «Lo que hace más falta es comida», concluye. De momento, no tiene billete de vuelta. Y tiene claro el próximo que cogerá: será para Ucrania. «Hará falta gente para reconstruir ese país».