El Periódico Extremadura

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el blog del cronista

Primavera

Después de dos años diferentes y raros, caracterizados por la incertidumbre que nos ha proporcionado un maligno virus, las ciudades y sus gentes vuelven a disfrutar de los calendarios festivos sin las barreras que se levantaron para protegernos del Covid. Retorna a la cultura a las calles y los locales cerrados derogan medidas de acceso y aforo, para que el ocio y el conocimiento regresen como medio eficaz y preciso para el progreso de los pueblos y la felicidad del vecindario.

Está demostrado que la ausencia de vida cultural incide de forma negativa en el desarrollo social y personal del ser humano. De ello sabemos mucho en ciudades como Cáceres, con un dinámico calendario que atesta la ciudad de eventos de toda índole cuando brota la primavera.

Desde el mes de abril hasta que llega el verano, Cáceres se recrea con una agenda festiva donde asoman desde las tradiciones más enraizadas, hasta los espectáculos que en épocas más recientes se han ido incorporando a la vida cultural de la ciudad.

Desde la celebración de la Semana Santa que aporta a la ciudad los más acreditado de la tradición religiosa local, hasta el Festival de Teatro Clásico, cuyos contenidos permiten disfrutar de forma diferente de las plazas y rincones del genuino barrio monumental. Durante la primavera cacereña se puede acudir a una procesión con tallas barrocas, mientras se escuchan saetas que surcan la noche del barrio antiguo o presenciar un concierto de música senegalesa en la plaza Mayor, rodeado por miles de almas rebeldes sin reciclar. Se puede asistir a un desfile de dragones que suman el color y la magia necesarios para introducirnos en un mundo de leyendas o agasajar en las calles del añejo arrabal artesano a la patrona de la ciudad, entre vítores y alabanzas. Sin duda alguna esta primavera plural de fiesta y revuelo que lo mismo huele a incienso que a maría, representa la temporada alta en lo relativo al repertorio cultural cacereño.

Hay que aplaudir la vuelta a la normalidad, cuando la normalidad nos mantiene dinámicos

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Durante los dos años que la vida lúdica de las ciudades ha sido arrinconada por el miedo, uno de Las cuestiones que más se ha echado de menos han sido las actividades culturales. En Cáceres perdimos el Womad y las ferias, San Jorge y la bajada de la Virgen, el Festival de teatro y la Semana Santa, las feria del libro y la de la tapa y no sé cuantas cosas más. Se añoraba la presencia de transeúntes de todo pelaje caminando por las calles en busca de satisfacer sus necesidades espirituales o materiales, de seres vivos y activos. Por ello hay que aplaudir la vuelta a la normalidad, cuando la normalidad nos mantiene dinámicos y fuertes. Volver a llenar las calles y teatros, las salas de conciertos y los lugares de ocio.

Los contenidos culturales son el principal indicador que nos advierte de la calidad de vida de cualquier comunidad, entendiendo la cultura desde un concepto amplio en el que tienen cabida la literatura y el teatro, la música y las tradiciones, la diversión y la vida saludable, la danza y el arte. Quizás el mejor homenaje que podemos hacer a los que trágicamente se quedaron en el camino, sea volver a participar en la primavera cultural de una ciudad que nos brinda la oportunidad de sentirnos de nuevo vivos y coleando.

* Cronista Oficial de Cáceres

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