El Periódico Extremadura

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LOS TESTIMONIOS DE LOS PENSIONISTAS

«Me gusta ir al café, al fútbol... Hay que vivir»

Los representantes de las asociaciones cacereñas de la tercera edad retratan la situación actual de sus asociaciones, el recelo de unos y las ganas de reencontrarse de otros

Inmaculada Cordero, presidenta del Hogar de Mayores Peña del Cura, de Cáceres.

Inmaculada Cordero no es de sillón ni tele. Imposible. A sus 79 años se ocupa de la presidencia del Hogar de Mayores Peña del Cura, el más numeroso de Cáceres --4.700 asociados-- y no se pierde un partido del Cacereño, su gran pasión, porque fue tesorera en las etapas de José Félix Nevado y Ángel Carrasco, y la primera mujer del país en ocupar ese cargo en un club de fútbol.

Durante los últimos meses ha trabajado para reprogramar las actividades del hogar. «Hemos recuperado la petanca, los talleres de teatro, bolillos, pintura en tela, pintura al óleo, informática, móviles, memoria o lectura. Estamos preparando viajes a la mina Jayona, Almendralejo, Toledo y Roma», detalla.

Aunque todas las propuestas se encuentran en marcha (solo falta la gimnasia por cuestión de aforo), el centro todavía no ha recobrado el ambiente anterior al confinamiento. «Hay personas que no vienen, que necesitan más tiempo», revela Inmaculada, maestra durante su etapa laboral, recordando que la pandemia ha sido «muy triste» por las pérdidas humanas y por el aislamiento para los mayores.

«Yo misma noté que estaba bastante decaída porque soy de tratar con mucha gente. A nuestra edad necesitamos salir. El contacto con las compañeras o el paseo son importantísimos. He vuelto al café, al fútbol. El virus nos cambió la vida, por eso hay que vivirla», concluye.

«Aún viene la mitad de la gente, pero con ánimo»

Cuando Antonio Calvo, presidente de la Asociación Municipal de Pensionistas La Bondad, recibió el permiso del ayuntamiento, reactivó la agenda el pasado otoño. Poco a poco el recinto ha recuperado su rutina y ya celebra incluso el baile de los sábados, la cita por excelencia en la que los socios vuelven a reencontrarse. Está abierto el bar, la peluquería, el bingo, el curso de Manejo de Móviles y el de Refuerzo Cognitivo.

Antonio Calvo, presidente de la Asociación Municipal de Pensionistas La Bondad. CARLA GRAW

«Vienen aproximadamente la mitad de las personas que lo hacían antes de la pandemia. Hay muchos todavía con miedo a contagiarse. Llevábamos dos años sin vernos y algunos desgraciadamente no han regresado, ya no pueden, se los ha llevado el virus, esa es la pena», dice Antonio con un evidente cambio en su tono de voz, ya que prácticamente conoce en persona a los 350 socios tras 22 años en la directiva, de ellos 11 como presidente. «Yo mismo noto que mi ánimo depende del momento, si piensas en todas estas cosas te entristeces, pero cuando miro que la gente viene al baile y se divierte, pues me cambia el talante y entiendo que al final es una alegría haber vuelto», confiesa el presidente.

Y es que la pandemia «nos ha hecho picadillo a todos, en todos los sentidos, nos ha quitado el ritmo normal y mucha gente mayor se ha visto sola». Por eso se anima cuando ve a muchos regresar «con ánimo y con tranquilidad», «porque al fin y al cabo yo creo que no podemos estar toda la vida con este pensamiento del virus en la cabeza. El que más y el que menos tenemos familia, amigos, mujer, hijos…», reflexiona.

 Eso sí, Antonio Calvo aplica las normas a rajatabla: «Al hogar hay que venir con las mascarillas puestas porque de lo contrario no se puede entrar. Tenemos puertas y ventanas abiertas y ya sabemos que prácticamente todo el mundo tiene las tres dosis de la vacuna».

«Aquí ya tenemos todo en marcha»

El engranaje de la Asociación Municipal de Pensionistas de Aldea Moret también ya se ha puesto en marcha. Y es todo un engranaje porque este hogar consigue un provechoso equilibrio entre los ingresos que consigue y la cobertura de los servicios a los usuarios. Lorenzo Salor preside el colectivo y, cábala tras cábala, ya tiene listo el baile, el bingo, los viajes, la peluquería, la atención en podología… Su oferta atrae a mayores de toda la ciudad por sus actividades conjuntas, su ambiente y sus costes.

Lorenzo Salor, presidente de la Asociación de Mayores de Aldea Moret. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

«La gente no ha vuelto en masa, hay quien no se atreve a salir mucho de casa. Pero la auténtica lástima son los que han fallecido en la pandemia», reconoce. «En mi opinión es bueno retomar poco a poco la vida, con las mascarillas, con los recintos abiertos, con las vacunas….», argumenta. Él ya está a toda máquina porque reabrir el hogar no es fácil. La asociación recibe una ayuda municipal de 2.700€/año, pero paga cada mes 1.000€ en luz, tasas y teléfono, además de 150€ por organizar el baile cada quince días.

Pues bien, el colectivo logra financiarse e incluso abarata costes a los mayores. ¿Cómo? «Quienes bailan abonan 1€ al mes y organizamos el bingo social tres días a la semana por 20 céntimos la apuesta», detalla Lorenzo. Así, todos los gastos se cubren y los mayores solo pagan 6€ por los viajes cada domingo de verano o 7€ por el podólogo, ya que la asociación aporta el resto.

 

 

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