Pasó la tarde junto a Jorge Suárez, director de la orquesta Ceresbrass que la acompañará, ensayando en el Complejo Cultural San Francisco el que será uno de los actos más importantes de su vida. Y es que no hay mayor honra que la de pregonar a la Virgen de la Montaña, acto con el que se declara oficialmente abierto el novenario y que este año tiene un significado muy especial al ser el primero que se celebra después de tres años de ausencia de la patrona en Santa María por la pandemia del coronavirus. Elena Nevado del Campo se enfrentará esta tarde (Gran Teatro, 19.30 horas) a un momento tremendamente especial para ella. «No soy historiadora, solo soy una apasionada y devota», decía sin poder evitar una emoción desbordante ante un acontecimiento que afronta con ilusión y serenidad.

La diputada autonómica y exalcaldesa de Cáceres siempre ha hecho bandera de su fervor por la Cacereña Bonita. «He escrito un pregón desde el corazón, intentando que quien lo escuche vuelva a sus recuerdos propios». Los de Elena Nevado tienen que ver con su abuela materna, Magdalena. «Nos llevaba a mi hermana María José y a mí de la mano. No me olvido de sus manos sujetándonos para que no nos perdiéramos entre la multitud. Se trata de un recorrido emocional que ha marcado mi vida», explicaba ayer Nevado.

En el pregón también recordará a su padre, Rosendo Nevado, nacido en Sierra de Fuentes el 4 de agosto de 1931, orgulloso de sus siete hijos y sus 11 nietos. Fallecido en julio de 2016, comenzó como aprendiz hasta convertirse en el maestro relojero más famoso de la ciudad. Rosendo se casó con Pepita del Campo, a la que conoció en el baile de una boda que se celebraba en el Viena. Pepita era hija de Félix del Campo, jefe de la estación de Cáceres, y vivían en el número 20 de la calle Mira al Río. La abuela de Pepita, muy conocida en la ciudad, se llamaba Saturia, casada con un ferroviario que residía en las casillas de Renfe cuando la estación de trenes ya estaba en Los Fratres. A Saturia se le atribuye la siguiente anécdota: Pedro Palomino era un señor que durante años se ocupó de regentar el Parador del Carmen. Cuentan que se le cayó una hija de un caballo. Los médicos la escayolaron pero la niña no evolucionaba, así que Palomino, siguiendo los consejos de la sabiduría popular, acudió a la señora Saturia. Dicen que nada más ponerse en sus manos, la señora Saturia descubrió el pinzamiento de una vértebra y que la chiquilla, milagrosamente, salió de aquella casa por su propio pie. La hija de Palomino, por cierto, se casó con Antonio Martín, que era un gran nadador.

Elena Nevado citará la frase que acompañaba a su padre y que está en su lápida: «El amor no tiene límites. Siempre decía que en el amor encontraríamos la solución a todos los problemas». Y también nombrará a su madre, ensalzará el valor de la familia, «que es la esencia. Eso representa la Virgen, un valor que forma parte de la ciudad».

La pregonera vestirá un traje de chaqueta, pantalón y blusa de color azul y la peinará Sergio. Será presentada por Jesús Bravo, funcionario del Museo Pedrilla, e incluirá una actuación del Orfeón Cacereño. Al acto acudirá el nuevo obispo, Jesús Pulido Arévalo, y el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. No lo hará el alcalde, Luis Salaya, que tiene coronavirus, pero sí la portavoz del gobierno, María José Pulido, y miembros de la corporación municipal.