El Periódico Extremadura

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LAS VISITAS MULTITUDINARIAS SIRVEN DE DESPEDIDA A LA VIRGEN ANTES DE LA PROCESIÓN DE SUBIDA, QUE SERÁ HOY

Un besamanto histórico pone fin al novenario de la patrona en Cáceres

El viernes hubo una afluencia como no se recuerda y ayer volaron las roscas a mediodía

Los gestos de respeto y cariño hacia la Virgen se sucedieron a lo largo de la jornada de ayer en Santa María. CarlaGraw

Ni siquiera la pandemia ha mermado las muestras de cariño que los cacereños profesan a la Virgen de la Montaña. El besamanto, el acto más concurrido del novenario, que evidencia la gran religiosidad popular que existe históricamente en torno a la patrona, ha tenido una afluencia sobresaliente durante las dos jornadas. «El viernes vino muchísima gente y prueba de ello es que se agotaron las 1.700 roscas a la venta en el Palacio Episcopal. Hubo más afluencia que otros viernes del besamanto», explica el mayordomo, Juan Carlos Fernández Rincón. Pero ayer sábado se dispusieron otras 1.200 roscas y a mediodía apenas quedaban poco más de un centenar, teniendo en cuenta que solo un porcentaje adquiere estas viandas. De hecho, para el besamanto se habían previsto 20.000 estampas.

La jornada de ayer también fue especial debido a la celebración de la Misa por las Intenciones del Ayuntamiento, a la que acudió el alcalde, Luis Salaya, y la dedicada a los directores espirituales, mayordomos, directivos y hermanos difuntos de la cofradía. «El novenario ha discurrido muy bien en todos los aspectos, personalmente me ha impresionado la afluencia a cada eucaristía de la mañana a la noche», señala el mayordomo.

La patrona, situada desde el viernes de frente a la entrada de los fieles (en sustitución del beso, le dedicaban gestos de devoción y respeto), llevaba el manto número 56, de tisú de plata, una de las mejores piezas de su colección. Santa María lucía ornamentada con rosas y margaritas en grandes ánforas, y con los pendones de las ocasiones más solemnes colgando de las columnas y el coro, incluido el antiquísimo escudo de la ciudad. Hoy, la concatedral despedirá a la Virgen y a un novenario histórico, en el que Cáceres ha podido volver a arropar a su patrona. 

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