El Periódico Extremadura

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EL BLOG DEL CRONISTA

Puro teatro

Cantaba La Lupe, artista cubana que conoció por igual éxitos que miserias, que «la vida es puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro» una definición que tiene mucho que ver con el existencialismo teatrero de los pueblos y sus gentes. El teatro como forma de entender la vida, a través de la representación escénica ha estado presente en las sociedades desde la antigüedad, siendo una de las actividades culturales con mayor recorrido histórico. Cuando leer y escribir estaban sólo al alcance de minorías o cuando aún no había aparecido el papel ni los libros ni la imprenta, el teatro desempeñó una función didáctica que permitía acercar el conocimiento al pueblo llano. Todas las ciudades tienen su propia crónica teatral ligada a espacios, obras o actores y actrices de cada momento. En Cáceres esa crónica la tenemos documentada desde el siglo XVI, cuando aparecen los primeros antecedentes teatrales que permiten identificar autores, actores, lugares y costos de las representaciones que se hacen en la villa. Desde ese momento se puede hacer un seguimiento cronológico, hasta el tiempo presente, que nos permite descubrir la importancia que la actividad teatral ha tenido en el desarrollo cultural de nuestra ciudad.

El pasado abril, mes de fiestas patronales, se nos olvidó celebrar también que el último teatro abierto en Cáceres cumplía 96 años. Inaugurado un 23 de abril de 1926, el Gran Teatro ha sido testigo de una parte importante del pasado local durante todo un siglo. Nació como una necesidad, cuando Cáceres carecía de teatros en activo y su historia va unida inexorablemente a la ciudad para la que fue creado. Ha conocido tiempos de dictadura, de república y de guerra, hasta llegar a su plenitud como lugar imprescindible en la vida artística de la vieja villa. Surgió como el teatro de la burguesía local y a lo largo de su existencia, además,  ha sido salón de bailes carnavaleros durante la etapa republicana, lugar de acuartelamiento durante la Guerra Civil, cine de precaria reputación durante muchos años y recinto para actos cívicos o religiosos a lo largo de su amplia existencia. Durante un siglo ha recorrido un camino, no exento de dificultades, que hoy le ha convertido en un espacio esencial y necesario para satisfacer ese bien de primera necesidad que es la cultura. En el actual Gran Teatro tienen cabida las músicas de toda naturaleza, el teatro de antes y de ahora, los actos de toda índole o los festivales más diversos. No se concibe la vida cultural cacereña sin su presencia.

Cercano al centenario, el Gran Teatro necesita de un programa de actividades que en los próximos años lleven en volandas a nuestro veterano coliseo hasta el 23 de abril de 2026, que aparte de ser el día del patrón, también debe ser una jornada especial para la ciudad. No siempre tenemos la oportunidad de celebrar el centenario de un teatro. Durante los pocos años que aún quedan para su centenario es obligado poner en valor a nuestro veterano teatro ante la sociedad cacereña; los más jóvenes deben conocer el pasado de su ciudad a partir de los sucesos ocurridos en él y a los mayores les corresponde aportar sus recuerdos y evocaciones para completar el ciclo centenario. También sería bueno fomentar visitas escolares o de colectivos ciudadanos de toda índole, jornadas académicas, exposiciones, publicaciones conmemorativas, recreaciones históricas, creación de una imagen del centenario unida a la programación del Gran Teatro hasta 2026, así como otras iniciativas que puedan servir para que esta ciudad no olvide que la vida , como cantaba La Lupe, es puro teatro. 

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