La casualidad, la coincidencia de los aniversarios o el balón hacen que la Medalla de Cáceres, la máxima distinción que se concede en la ciudad, bote del colegio San Antonio, histórica cantera del baloncesto en la ciudad, al equipo de basket que hace treinta años llevó a la ciudad a su mayor protagonismo deportivo: la ACB. El alcalde, Luis Salaya, anunció este martes desde Lisboa que propondrá a la corporación local que la Medalla de Cáceres se conceda al equipo que hace tres décadas llevó al baloncesto de Cáceres a la máxima categoría del basket nacional. El San Antonio la recibió al cumplir cien años, al equipo que subió a la ACB por cumplirse treinta años del histórico ascenso.

Ahora se inicia un procedimiento en el que la Concejalía de Cultura tendrá que instruir un expediente con los méritos para que el conjunto reciba la medalla. El mismo se tendrá que dictaminar en la comisión del área del ayuntamiento, se deberá someter a información pública y al final se ratificará en el pleno de la corporación local. El acto de entrega se celebrará a final de este año. 

Salaya recordó que ayer 10 de mayo se conmemoraron los treinta años del ascenso, «quizás la cita deportiva de mayor relevancia en nuestra ciudad (...) se cumplen treinta años desde que la plaza Mayor se llenó de gente queriendo felicitar al equipo y el pabellón de la ciudad deportiva fue un hervidero de ilusión colectiva», resumió el regidor en una nota de prensa, en la que reitera que en la fecha de ayer «no solo recordamos un ascenso deportivo», sino que aquello «fue mucho más, fue un ejercicio de aprendizaje colectivo de que podemos ser capaces de conseguir lo que queremos».

 El reglamento de honores y distinciones de la ciudad de Cáceres establece las condiciones de la medalla y de su concesión. De la medalla especifica que llevará en el anverso el escudo de la ciudad, en relieve y esmaltado, con la inscripción, en la parte inferior, Cáceres Patrimonio de la Humanidad, y en el reverso, en relieve y esmaltada, la imagen de la Virgen de la Montaña, patrona de Cáceres. Las dimensiones de la medalla serán de 4 centímetros de ancha por 5’5 centímetros de alta y tendrá forma ovalada. La Medalla penderá de un cordón de color rojo y plata similar al que soporta la de los miembros de la corporación. Recientemente ha sido actualidad porque robaron del Banco de Alimentos la medalla que se concedió a esta institución benéfica. El ayuntamiento ha anunciado que repondrá la medalla al Banco de Alimentos.

Las concesiones de la Medalla de Cáceres podrán beneficiar a personas físicas o jurídicas, colectividades, corporaciones, fundaciones, asociaciones, o entidades en quienes concurra, al menos, alguno de los méritos que se piden en el reglamento. Las medallas tendrán el carácter de vitalicias y puramente honoríficas. El número máximo de medallas numeradas a conceder a personas físicas será de treinta, para su disfrute simultáneo y sólo cuando alguna persona poseedora fallezca, será posible cubrir la vacante. 

Entre los méritos a tenerse en cuenta para la concesión de la medalla están la prestación de servicios relevantes para la ciudad que supongan gran provecho para el engrandecimiento, prestigio y progreso de la misma, la realización de trabajos extraordinarios de incontestable importancia, en cualquiera de los aspectos humanístico, cultural, científico, artístico, deportivo, social o moral, que por su contenido o por la persona que lo realice estén vinculados a la ciudad, La laboriosidad ejemplar y capacidad extraordinaria puestas de manifiesto en bien de la localidad, las grandes iniciativas y realizaciones en favor de la ciudad de Cáceres y las donaciones y fundaciones benéficas, culturales, artísticas o de otro carácter que favorezcan en alto grado a la ciudad.

Mucho se ha tardado

José María Ortiz

Llevo muchos años preguntándome por qué esta ciudad no reconocía, de alguna manera, aunque fuera con un pequeño detalle, al Cáceres CB por aquel inesperado ascenso a la máxima categoría del baloncesto español.

Quienes vivieron aquella gesta me entenderán. No ha habido nada que se pueda igualar a lo sucedido en el ya lejano --aunque para muchos cercano en el recuerdo-- 1992, y no me circunscribo solamente a aquel mágico 10 de mayo de la canasta de Jordi Freixanet que condujo directamente al cielo de la ACB.

Aquello fue un poco más allá, resultó ser un fenómeno tan grande que resulta extraordinariamente complicado explicarlo sin un mínimo de furia dialéctica o con un texto repleto de adjetivos grandilocuentes. Fue un movimiento colectivo que involucró a Cáceres, el deportivo, el social, el religioso, el político y, sobre todo, el del ciudadano de a pie. Aquellas tardes de espera de muchos para intentar comprar una entrada y después pasar al pabellón de la Ciudad Deportiva fue muy fuerte. La expectación fue máxima cada fin de semana, algo que se acrecentó en cada partido. La histeria que se sucedió antes, durante y después de cada triunfo fue increíble. El sentimiento que se generó hacia una causa en su origen humilde pero en su dimensión monumental fue impresionante, único, escandalosamente delicioso.

En mi caso sigo sin creérmelo del todo, como hace poco ha comentado el que era el secretario técnico del club, Jesús Luis Blanco. Las palabras siempre se quedarán cortas para tanta grandeza de aquellos partidos memorables.

Decía al principio que mucho se ha tardado. Sí. Nunca es tarde si la dicha es buena, y este 10 de mayo el alcalde, Luis Salaya, ha anunciado que se hará el reconocimiento máximo de la ciudad, con la medalla de Cáceres, a aquel equipo, a aquel colectivo.

El regidor actual tenía tres años entonces. Vaya datazo. Me consta que el alcalde está bien asesorado en materia deportiva por gente que trabaja con él. Yme alegro que, por fin, se haya hecho justicia a un acontecimiento que se podrá igualar, pero nunca superar. Ay, el imaginario colectivo. 

*Periodista