El Periódico Extremadura

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el bombo

El mercado franco

Su instalación en la calle Camino Llano fue un acontecimiento y allí estuvo hasta que las molestias que ocasionaba obligó a trasladarlo al Rodeo. La intención de mantenerlo en el centro de la ciudad o lo más próximo posible llegó incluso hasta los años ochenta.

Imagen del mercado franco en Camino Llano en 1984. Mediterraneo

Mercado franco ha existido siempre. Recuerdo cómo en mi infancia veía a unos tenderos de Ávila o Salamanca colocar sus ropas en la plaza de la iglesia de Tornavacas. Unas veces eran telas de variados colores y texturas, otras mantas y sábanas. Del sur, Plasencia y Malpartida, venían cacharreros con sus vajillas, perolas y demás elementos. Por su parte algunos tornavaqueños ponían en sus puertas una cesta de melocotones, de cerezas, de quesos y otros productos de sus huertos. 

De aquellos tiempos en Cáceres recuerdo los manojos de trébol que vendían en algunas casas de la calle Sande y que comprábamos para alimentar al borreguito pascual, los vendedores ambulantes de hielo, el que ordeñaba la burra a demanda de los vecinos y los gritos del hojalatero. La primera corporación democrática de nuestra ciudad logró promover el mercado franco que tenía como objetivo acercar a productores y consumidores para abaratar los productos. Su instalación en la calle Camino Llano fue un acontecimiento y allí estuvo hasta que las molestias que ocasionaba obligó a trasladarlo al Rodeo. La intención de mantenerlo en el centro de la ciudad o lo más próximo posible llegó incluso hasta los años ochenta.

Vázquez Navedo, concejal de consumo, pensó haber solucionado el problema de suciedad y cercanía y aminorar las molestias trasladándole a la avenida de Portugal pero Rafa Valiente le sacó de su ensueño al revelarle que casi todos los imbornales eran de adorno pues no estaban conectados a la red de manera que hacían imposible la limpieza. Los vendedores se han profesionalizado y en muchos casos son exclusivamente vendedores ambulantes dedicados a los mercados francos de muchos lugares y los productos son tan variados como los que puedan encontrarse en un zoco pero las molestias, la suciedad que deja y el exceso de puestos ha obligado a desplazarlos hasta las afueras de todas las ciudades. 

Así que solo se necesita conexión con autobús y aparcamientos porque la afectación al comercio local no se ha solucionado.

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