El Periódico Extremadura

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LA MIRADA

El tren extremeño

Una concentración pide en Madrid un "tren digno y del siglo XXI" en Extremadura. Emilio Naranjo

Por casualidad ha caído en mis manos esta semana, el número uno de la revista 'Alcandora' que se publicó en diciembre de 1984, y que costaba 150 pesetas de las de entonces. ¡Qué tiempos aquellos! Creo que, por esa época, aparecieron alguna cuantas revista de temas extremeños, pero que, por desgracia, tuvieron una fugaz existencia.

El titular de la portada de la revista de hace casi cuarenta años era 'No podemos perder el tren'. Y como os podéis imaginar eso me ha sugerido el tema. La revista hace un buen estudio histórico de la presencia del tren en nuestra región: 1878 inauguración del tramo de Oropesa-Navalmoral; 1943 comienza su andadura el Lusitania Expreso (Madrid-Lisboa)

Aparecen también algunas opiniones de intelectuales extremeños, que comentando la actualidad de entonces, opinaban lo siguiente: «Ente los despojos que esta sufriendo nuestra tierra, destaco la supresión de los ferrocarriles de Plasencia al Norte (El Ruta de la Plata) y de Zafra al Sur. Extremadura, que es el aislamiento, la incomunicación, cortados sus raíles arriba y abajo, sufre un hachazo que me sacude penosamente».

Después ya sabemos lo que vino, promesas y más promesas, todas ellas incumplidas. El titular de la revista (si siguiera existiendo) podría ser después de tanto tiempo el siguiente "Dentro de unas semanas llega el tren a Extremadura" (posiblemente, por vergüenza, no lo habría publicado. 

¿Nos tenemos que alegrar por la noticia? ¡Pues como no nos vamos a alegrar! Podremos ir de Plasencia a Badajoz mucho mas rápido y más cómodos. Pero, por favor, que nuestros políticos, no nos engañen mas, que nos digan la verdad, que nos informen de los plazos de los tramos que faltan, que sean sinceros y realistas. Don Guillermo, se está quedando usted muy solo, confiamos en muy pocos, díganos usted qué es lo que pasa.

Después de lo sucedido, espero que la inauguración no se produzca, que los trenes comiencen a funcionar, pero nada más, no hay nada que celebrar, que los veamos pasar cuando vayamos de Cañaveral a Cáceres, y que el verlos nos recuerden algo que no puede volver a pasar, que es el decir cosas que no se cumplen. 

Seguiremos defendiendo la importancia del tren como elemento de progreso, pero la esperanza está por los suelos. Habrá que pedir otras cosas, como la autovía Cáceres-Badajoz. 

Quizá el calor haya influido en la reflexión semanal. ¡Cuidado con él!

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