«El alcoholismo se relaciona con el vicio cuando es una enfermedad mental», lo dice Dori Higuero, vocal de la Asociación de Alcohólicos Nominativos de Extremadura que este sábado, desde las 09.30 horas, organiza las IV Jornadas de Puertas Abiertas sobre Alcoholismo y otras Adicciones en la sede del colectivo, situada en la calle Pedro Romero de Mendoza, en La Mejostilla.

Dori pertenece a una asociación que preside Manuel Gutiérrez y que sirve para apoyar y acoger a la persona enferma alcohólica y a sus familiares. Organizan terapias los lunes y los jueves, día éste último al que pueden sumarse las familias. «Aquí nos entendemos y cuando hablas con una persona que tiene tu misma enfermedad descargas todo lo que llevas dentro», relata Dori. «Cuando una persona llega se le hace una entrevista de acogimiento porque se le acoge, no se le juzga», añade.

Las terapias

A las terapias acuden del orden de 12 a 15 personas, con perfiles muy diferentes, aunque la mayoría son hombres, los llamados bebedores sociales. «La mujer es bebedora en solitario; bebe a escondidas», también invisibilizada en este contexto. «Los alcohólicos no son lo clásico que tenemos en la cabeza, de personas tiradas en el suelo. Son trabajadores, en muchos casos con carreras universitarias, de edades que oscilan entre los 30 y los 60 años».

Dori habla desde el conocimiento y la experiencia. Fue su pareja la que contactó con la asociación cacereña y desde entonces forma parte de ella. Antes había pasado un doloroso camino. «No era capaz de mantener la abstinencia por la bulimia, así que decidí irme al centro terapéutico de Apoyat en Villanueva de la Serena durante año y medio. Allí llegué con una mochila cargada de piedras y me vine con ella llena de herramientas vitales que voy renovando». Tanto es así que ahora, con su madre enferma de cáncer es ella la que lleva el peso emocional de su familia.

Dori Higuero, de Arroyo de la Luz, funcionaria del SES con plaza fija y con 45 años, es indudablemente un ejemplo de que junto a profesionales adecuados se puede salir del alcohol. Es la cabeza visible de las mujeres que lo padecen y no dudó en decir que tenía esta enfermedad, «que es una enfermedad normal, y que no pasa nada», argumenta con optimismo contagioso.

Las jornadas, muy necesarias, ayudarán a las personas enfermas y a sus familias como codependientes del enfermo. Será interesante escuchar los testimonios de personas como Montaña González, psicóloga clínica, Silvia Stretti, de la Asociación Española de Psicoterapia de Familia, Manuel Gutiérrez, formador en habilidades sociales, o Marce González, médica de familia, que demostrarán que dejar el alcohol es posible.