Heredó la pasión de su padre, hasta tal punto que posee una colección espectacular en el salón de su vivienda con más de 600 botellas de diferentes licores, vinos, coñacs, rones, whiskies…, todas ellas en miniaturas. Amparo Izquierdo nació en Jerez de la Frontera, pero a los 7 años se instaló con su familia en Cáceres, donde reside. No tiene ningún botellín repetido y además están sin abrir. Todos son regalados y los guarda cuidadosamente y bien ordenados en varias estanterías de un bonito mueble que le hizo a medida un carpintero. 

«Hay botellas que tienen casi 70 años, de 1953 y algunas son de bodegas que ya no existen. A pesar de que mi madre, Gregoria Carrión, no estaba muy contenta con tener la casa llena de botellines (risas). Mi padre, Antonio Izquierdo, que trabajó en Telefónica, fue guardando estos tesoros que la gente le iba dando hasta formar un verdadero museo. Así comenzó su entusiasmo por este mundillo tan llamativo. Ahora soy yo quien sigue completando su colección poco a poco con la ayuda de mi hijo y mi pareja», destaca Izquierdo orgullosa mientras muestra las reliquias.

Sus padres. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

De forma paralela, y mientras que su colección iba creciendo como la espuma, Amparo decidió ir más allá y comenzó a documentarse sobre el origen de las botellas. «Es una satisfacción saber que atesoro botellines realmente singulares de medio mundo o piezas casi únicas de bodegas como Osborne, Domecq, Mérito, Espléndido... Son originales y poseen su sello», manifiesta.

Teléfonos, otra pasión. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

A este impresionante repertorio se suma otra maravillosa colección de teléfonos antiguos. «Me gusta lo que tiene que ver con la nostalgia, colecciono estos aparatos como si fueran grandes obras», indica esta sanitaria que hace arte de lo diminuto.