Carlos Sánchez Sanabria es de Cáceres, aunque sus aspiraciones y sus ganas de dedicarse a la arquitectura le han llevado a dejar su ciudad por Sevilla. Estudió la carrera y consiguió el premio al mejor expediente de su promoción. Además cursó un posgrado en BIM Specialist por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y posee varias distinciones en diferentes concursos de ideas a nivel nacional e internacional. Con una carta de presentación de diez, la empresa Gabriel Verd + Buró4 Arquitectos, le ha abierto las puertas de uno de los estudios de arquitectura más importantes de Andalucía. Allí se dedica, junto al resto del equipo (en el que también está su chica, Verónica Rodríguez Vergara), a diseñar enormes residenciales, centros comerciales, oficinas, rascacielos, complejos hoteleros, grandes parques...

 El joven destaca como una mente brillante por su polifacética trayectoria formativa y profesional. Anteriormente, creó junto a su pareja Treceuve, una firma que ambos complementan con su primera actividad. Ellos convierten un plano en un edificio de tres dimensiones, trazan galerías para distintos usos, torres, bibliotecas, teatros, cocinas o dan forma a un escritorio, todo desde un ordenador. Se encargan de crear proyectos de interiorismo y bocetos, gracias a la visualización arquitectónica. Sus impresionantes e ingeniosas elaboraciones se pueden solicitar en imágenes, vídeos o animaciones. Los encargos les llegan de todos los rincones del país y Corea del Sur

Patrimonio

¿Cómo se enfrenta un arquitecto a actuaciones tan dispares como un rascacielos en Praga o una casa en un casco histórico? «Cada una tiene sus métodos y sus sistemas. En una vivienda de estas características, siempre implica un respeto máximo al valor patrimonial del lugar, es decir, que no altere el contexto histórico donde está situado. A la hora de construir una casa en la parte antigua de Cáceres, por ejemplo, debemos tener en cuenta que es un espacio que acumula varios siglos. No todos los proyectos son iguales y a la hora de levantar un rascacielos se necesitan muchas horas de trabajo. Los hay que son muy complicados. Aunque el desarrollo de la arquitectura viene bastante a partir de obstáculos, de asumir la dificultad como elemento de transformación. Es un reto aunque no es impeditivo respecto a la creación de un concepto», manifiesta con orgullo.

Comienza a trabajar siempre con un lápiz y una página en blanco. Esta parte de definir mentalmente lo que quiere en función del encargo del proyecto es lo que más le gusta de su profesión, lo más difícil y lo más bonito también: cuando se ve materializado.

Diseño de un rascacielos en la capital de la República Checa. EL PERIÓDICO

Pero, ¿qué busca con su oficio, más allá de atender el encargo de un cliente? «El trabajo en esta gran oficina es constante y dependemos los unos de los otros, somos un equipo. A mí personalmente, sentirme lleno, desarrollar mis inquietudes y mejorar la manera de vida de la gente. A través de la arquitectura sostenible adaptamos zonas cotidianas como el hogar, la escuela y la calle. El cliente viene con unas expectativas de lo que desea y los arquitectos poseemos otras; a veces completamente contrarias y otras no tanto. Lo fundamental es buscar un punto de equilibrio entre ambas ideas, sin renunciar a impresiones claves de la arquitectura como la luz, el espacio y otros elementos, complicado de ver por el consumidor, sobre todo en un papel», apunta Sanabria.

Complejo hotelero en Tenerife. EL PERIÓDICO

Para abordar la trayectoria del joven arquitecto cacereño, hay que centrarse en una de sus obras. Solo en 2021 tuvo más de 40 encargos. «Durante el confinamiento por culpa de la pandemia, cuando las redes sociales se inundaron de vídeos con todo tipo de actividades en casas y desde los balcones. Hubo una urbanización de Mairena de Aljarafe (Sevilla) en la que sus vecinos realizaron bingos y una clase de fitness para hacer más llevadero el encierro. Estas actividades se hicieron tan viral en internet que Coca-Cola grabó un anuncio en el citado residencial. Esta edificación la diseñamos desde Gabriel Verd + Buró4 Arquitectos. Fue muy bueno, no solo por la publicidad que nos dio, sino por la satisfacción que supone. Lo retuiteó hasta el actor americano Will Smith», señala Carlos.

Imagen del interior de un teatro con público. EL PERIÓDICO

Para él, la arquitectura es mucho más que diseñar una construcción. Concibe las actuaciones a nivel global, incluyendo no solo el diálogo con el entorno donde se ubica, sino además fijando las claves de ese interior. El suyo, sabe, es un campo controvertido a veces. Las grandes obras acaparan la atención de los ciudadanos, pero la genialidad y la complejidad técnica pueden residir en diversos tipos de edificaciones sin ser megaproyectos. «Mis dos construcciones modernas cacereñas favoritas son el museo Helga de Alvear y el Parque del Príncipe», cuenta el joven con una sonrisa.

Carlos Sánchez y Verónica Rodríguez. EL PERIÓDICO

¿Ha crecido la valoración a nivel social de la arquitectura? «La crisis del ladrillo golpeó muy duro. Hace 50 o 60 años ser arquitecto era sinónimo de prestigio social, éxito y dinero; hace 20 años solo de éxito y buen sueldo; y hoy probablemente lo sea por desgracia de precariedad para numerosos compañeros. Debemos seguir luchando por nuestra dignidad, por el derecho de ejercer este maravilloso y mágico trabajo, con competencia, profesionalidad y honestidad», finaliza el experto.