Parte de las instalaciones del albergue municipal de Valhondo, en Cáceres, donde residen casi medio centenar de refugiados ucranianos acogidos por la ciudad a raíz de la guerra, se han quedado estos días sin aire acondicionado. Los afectados se han puesto en contacto con El PERIÓDICO para solicitar que se actúe lo antes posible, ya que deben permanecer dentro de sus cuartos desde las once de la noche hasta las ocho de la mañana, y les cuesta especialmente soportar estas temperaturas cuando en su país solo se alcanzan los 30 grados de manera muy excepcional. En realidad la dureza de la ola de calor se hace insufrible para cualquiera en una ciudad como Cáceres donde los termómetros ni siquiera dan un respiro de noche.

Un residente explica que se han producido «mareos, subidas de tensión y sangrados nasales». Por ello, la ONG Accem, que trabaja para mejorar las condiciones de vida de las personas en situación de vulnerabilidad, y que ha sido la encargada de gestionar el albergue municipal de Valhondo para acoger a los ucranianos, ha precisado este viernes que los técnicos estaban ya sobre el problema y que trataban de darle una solución rápida. «Si no está reparado hoy, será mañana», indican. Accem organiza la vida en este albergue que se encontraba en desuso y que precisamente se reabrió en marzo para acoger a los refugiados. Fue ofrecido por el ayuntamiento dentro del dispositivo diseñado por la Junta con el fin de atender a los solicitantes de asilo. Situado en San Blas, junto al parque Valhondo, puede albergar a medio centenar de personas. El edificio fue originalmente Facultad de Filosofía y Letras, más tarde albergue turístico y en la pandemia acogió a personas sin hogar.

El lujo de la energía

El problema de la climatización se recrudece ahora en muchos hogares y no solo por averías puntuales, sino por la pobreza energética, que está obligando a muchos residentes en Cáceres a pasar días de infierno y noches aún peores. Según los informes de Cruz Roja, hasta un 75% de las familias vulnerables que atiende la ONG no pueden mantener una temperatura adecuada en casa. Respecto a la población general, entre un 10% y un 16% de los hogares se encontraban en 2020 en situación de pobreza energética (un 22% más que el año anterior). La fuerte subida de los recibos en el último ejercicio hace prever otro aumento a Cruz Roja, que apoya a las familias a través de un proceso que incluye asesoramiento, talleres, kits de eficiencia energética y rehabilitaciones u otras actuaciones en viviendas.

Desde Cáritas de Coria-Cáceres, su responsable de comunicación, Olga Salado, insiste en que «las personas que carecen de ingresos no pueden poner la calefacción en invierno ni el aire en verano, si es que tienen instalación». Recuerda que los informes Foessa no han hecho más que recoger el aumento de las desigualdades tras la pandemia, agravadas con la fuerte subida de los precios. «Los pobres son cada vez más pobres y tienen más difícil cubrir las necesidades básicas de alimentación y mantenimiento del hogar (gas, luz, reparaciones…)», lamenta. Cáritas, en su búsqueda de la promoción de las personas vulnerables (formación, empleo…), también ayuda a amortiguar estas necesidades en momentos de urgencia, hasta que se hacen cargo las administraciones públicas. 

El IMAS mantiene abiertas las ayudas para suministros

El Instituto Municipal de Asuntos Sociales de Cáceres convocó en marzo la Ayudas para Suministros de Mínimos Vitales de 2022, a las que destina 256.375 euros. Están abiertas hasta el 30 de noviembre (o cuando se agote el crédito) y permiten financiar los gastos de energía eléctrica y gas natural y propano; agua potable; y alta y reconexión en caso de interrupción por impago de estos suministros.