José Fernández Torres, conocido por todo el mundo como Tomatito, es una de las grandes leyendas del flamenco. El músico almeriense ha acompañado a tótems como Camarón de la Isla o Paco de Lucía, aunque igualmente ha compartido escenario con artistas como Elton John o Frank Sinatra. El tocaor regresa a Cáceres el 5 de agosto para demostrar que la guitarra se acaricia con las manos, pero también con el alma.

--¿Qué le depara al público de Cáceres con su próximo concierto?

--Espero que disfruten y echen un rato agradable, que para eso va la gente a los conciertos, a disfrutar, a escuchar y a dejarnos llevar por las sensaciones y los sentimientos. Espero que lo pasen genial y se diviertan, que es de lo que se trata.

--Cuando sube a un escenario, ¿qué es más valioso? ¿Sentir que lo hace como Dios manda o ver que la gente disfruta con su arte?

--Ambas cosas. Lo importante es no decepcionar a tu público. ¿Y cómo lo haces? Dar lo tuyo al máximo y con mucho cariño. Porque las personas son sabias y lo sienten o no lo sienten. Esa es la clave.

--Usted estará acompañado encima de las tablas por su hijo el también guitarrista José del Tomate, Kiki Cortiñas y Morenito de Íllora (cantaores) e Israel Suárez ‘Piraña’ (percusión). ¿Cuál es la virtud más destacable de un quinteto?

--Es todos a una, todos van a favor. Aquí vamos hacia el mismo lado. Igualmente, es un espectáculo muy vistoso porque hay cante, guitarra y percusión, y ves que la gente va y se lo pasa de maravilla. 

--¿Podríamos acompañar esta entrevista con unas buenas palmas?

--Claro que sí. Así flojitas, por tangos extremeños, a buen son. Olé.

--Ahora mismo la guitarra flamenca se estudia en los conservatorios. ¿Qué espera de esta nueva generación de tocaores que dominan el solfeo a la perfección?

--Serán distintos pero muy buenos. A lo mejor serán menos salvajes que los que tocábamos en el barrio desde chicos, aunque la juventud ha de seguir siempre pa’lante.

--Hay quien dice que la guitarra no se toca con las manos... ¿Qué guitarrista le remueve las entrañas?

--Paco de Lucía era un auténtico genio, el mejor de todos. Cuando consigues tocarla con las manos y el alma a la vez es increíble, pero necesitas tener una técnica bastante depurada para que el alma pueda hablar a través de la guitarra, para que el instrumento sea parte de tus brazos y de tu corazón. La guitarra puede expresar alegría, pena, rabia, melancolía...

--Camarón, al que estuvo tan ligado artísticamente durante 18 años, ¿qué sigue siendo para usted y que recuerdos guarda de este genio?

--Era puro talento, en el escenario el número uno. Algo irrepetible. Estuve con él desde el 73 hasta el 92. Más que recuerdos, fue mi época de formación básica, ya que mi estilo fundamental lo marcó José Monge Cruz Camarón de la Isla. Esa huella divina la llevaré toda la vida. Sobre todo, me acuerdo de su sencillez y humildad, características muy poco comunes ya en estos tiempos.

--¿Le cambio su guitarra por un buen plato de jamón ibérico?

--No (risas). Sólo la cambiaría por algo que no fuera un capricho humano y una necesidad esencial.