Fueron un grupo de empresarios y profesionales de distintos sectores los que a mediados de 2008 crearon la Fundación Cáceres Capital al albur de la candidatura cacereña a Ciudad Europea de la Cultura en el año 2016. Muchos vieron en este contexto histórico contemporáneo la oportunidad para que el municipio se dinamizara, como así ocurrió al menos en el plano cultural aunque finalmente no se obtuviera el deseado galardón.

La intención de la fundación era proponer estudios sobre cómo se podrían potenciar los recursos para que Cáceres tuviera una dinámica de crecimiento económico y cultural. Ayer, su vicepresidente, Marcelo Muriel, quien durante 41 años fue director gerente de Catelsa (cabecera mundial en la creación de piezas moldeadas de automóvil), recordaba cómo la institución comenzó trabajado en el proyecto de revitalización de la Ribera del Marco y cómo ejerció un papel vital en la activación de la sociedad civil cacereña.

Aprovechando el tirón y el escaparate de la candidatura Cáceres 2016, se comenzaron las acciones encaminadas a ofrecer una imagen donde era interesante venir a vivir y a invertir en la ciudad. Muriel venía de un sector donde padeció, por ejemplo los problemas de no poder ser proveedor de Ford porque Cáceres no estaba en la línea de recogida de sus componentes. Han pasado 40 años y nuestra ciudad continúa sin estar en los ejes de comunicación fundamentales para dar el salto definitivo a la modernidad.

Es cierto que se ha mejorado con la Autovía de la Plata (que se ha beneficiado sin ir más lejos del tráfico Irún-Algeciras); como también es cierto que se ha hecho el anuncio de un primer tramo de la autovía a Badajoz, que situaría a Cáceres en el eje Madrid-Lisboa, prioritario para impulsar nuestro desarrollo económico y transfronterizo.

Marcelo Muriel, vicepresidente de la Fundación Cáceres Capital. FRANCIS VILLEGAS

Queda, sin embargo, por curar el quiste del tren en Extremadura. «No hay salida en ferrocarril ni al norte, ni al sur, ni al este, ni al oeste. Estamos unidos con Madrid, pero eso no es una comunicación para transportes de mercancías porque ningún tren de mercancías circula por Cáceres».

Por el cielo

Marcelo Muriel recuerda que la mayor parte de las industrias actuales requieren la utilización de medios aéreos. «En una ocasión un camión se quedó aislado por la nieve, no podía llegar a Cáceres y tuvimos que enviar un helicóptero para descargar las piezas», relata como anécdota de su etapa al frente de Catelsa.

Fue precisamente la Fundación Cáceres Capital quien hace 15 años vio la necesidad de construir un aeródromo en la ciudad. La Universidad de Extremadura (seis doctores y tres expertos en asuntos de Urbanismo) redactaron un informe de 170 páginas en el que situaban a la salida de la carretera de Malpartida, antes de llegar a Los Arenales, de un área logística intermodal donde situar el aeródromo, por su cercanía a la cruce de la A-66, el paso del ferrocarril y la futura autovía hasta Badajoz.

Solo el 2%

Esos expertos concluyeron que aún teniendo Cáceres el término municipal más amplio de España solo el 2% del mismo no tiene una limitación ambiental. Y era ese espacio el que precisamente se propuso. «Ahí empezamos a movernos con propietarios de terrenos, dueños de fundaciones... hasta que la Junta asumió la iniciativa comprando hectáreas a la Fundación Valhondo. Todo aquello se aceleró y llegó a estar adjudicada la obra por unos 5 millones de euros», relató Muriel.

Pero todo se truncó el pasado mes de mayo cuando el gobierno central emitió una declaración de impacto ambiental negativa sobre los terrenos del aeródromo. «Nos ha extrañado y no nos podíamos imaginar que algo así ocurriera. En 15 años nunca se ha cuestionado que estuviera en una zona sensible», explicó Muriel.

Esta semana, la Consejería de Movilidad reunió a todas las partes implicadas: siete organizaciones deportivas de actividades aeronáuticas, el ayuntamiento, representantes de organizaciones ecologistas y la propia fundación. «Allí nos dijeron que se daba por finiquitado este proyecto, que buscáramos otro sitio y empezáramos de cero. Pero nosotros lo tenemos claro. Si hace 15 años nos gastamos el dinero para pedir a la Uex un estudio y en 15 años nadie dijo nada, empezar de cero es impensable. Es tremendo. Nos descolgamos del proyecto. Esta es una de las grandes decepciones que me he llevado en mi vida», concluyó Muriel al tiempo que dio una información desoladora: esta misma semana la Secretaría de Transporte ha colgado carteles en La Cervera prohibiendo el uso de los terrenos para cualquier actividad aeronáutica».