Desde 1923, Hollywood es un cartel de letras gigantescas en la cima del Cahuenga Peak (Los Ángeles), igualmente del centro de la industria cinematográfica americana. Una campaña publicitaria fue el origen de lo que hoy es todo un gran símbolo, con letras de 13,7 metros de altura, además del mejor ejemplo de cómo el logotipo de una ubicación se puede convertir, del mismo modo, en su postal más distinguida. Salvando todas las distancias posibles, la capital cacereña busca ese efecto en diferentes lugares del municipio. Las letras icónicas amarillas en forma de cubo que conforman el logotipo de la ciudad, con un peso de 2.500 kilos cada una, miden 90 centímetros por cada lado y fueron construidas por Agustín Fondón. Desde su instalación en 2017 han tenido tanto éxito que ahora se han realizado varias réplicas más pequeñas (mitad de tamaño) de distintos colores. Con ellas se pretende reforzar la marca turística de Cáceres con otros espacios más allá del casco viejo, ubicando las nuevas letras en distintos miradores, para que los turistas conviertan la localidad en preciosas postales desde otras perspectivas e inunden las redes sociales con sus fotografías.
El objetivo era y es buscar lugares mágicos o zonas de paseo habitual para los cacereños y visitantes, de manera que se conviertan en puntos de referencia para realizar instantáneas de recuerdo de la ciudad, con un fondo que inmortalizase el paso por Cáceres. Y, sin duda, así ha sido y seguirá siendo puesto que, en los próximos días se irán colocando en la explanada de la Montaña (la de color azul), Fuente Fría (las rojas), Cueva de Maltravieso (las naranjas) y Sierra de San Pedro (las rosas). Mientras que el Paseo Alto ya cuenta con sus letras verdes. En todas ellas, residentes y viajeros destacan a El Periódico que son paradas obligatorias para hacerse una foto de la estancia en el municipio, la finalidad para la que fueron elaboradas.
Rincones idóneos para Instagram y seguramente muy compartidos. «Son los típicos lugares en el que hacerse la foto de haber estado en Cáceres», indica una viajera. Otros incluso ya lo consideran un clásico de la ciudad pese a que las siete letras de hormigón amarillo no llevan ni mucho menos tanto tiempo instaladas en la plaza Mayor con la torre de Bujaco de frente y hay quien ya considera que es un «recuerdo simpático» y hasta un «enclave fabuloso» de la capital cacereña. Lo que está claro es que es uno de los emplazamientos más fotografiados, debido a su acertada situación tanto para personas locales como para foráneas.
PLAN TURÍSTICO
Las réplicas han sido adquiridas por el consistorio por un precio de 14.000 euros dentro de los planes municipales para impulsar el turismo. «La iniciativa de las letras es una perfecta estrategia para difundir algunos de los lugares más bellos de esta ciudad, que se encuentran ahora en el foco de toda cámara. Una atracción más para disfrutar de Cáceres y sus estupendos miradores. Estos últimos se convierten en balcones privilegiados desde los que asomarse a los puntos más hermosos. Nos servirá para que nos publiciten y nos recomienden en sus redes sociales. Invitamos a todo el mundo a descubrir el municipio a través de sus mejores vistas», manifiesta el concejal de Turismo cacereño, Jorge Villar.
Según explica el edil, el fin de los photocalls urbanos es «valorar no sólo nuestro patrimonio natural e histórico, sino también nuestra ciudad y el orgullo de ser cacereño». Con las distintas estructuras se puede llevar a cabo una sopa de letras, encontrar y disfrutar de algo digno de ver y mucho que aprender. Hasta hace poco lejos de los habituales circuitos turísticos para los excursionistas, sorprende su variedad de espacios. «Una ciudad monumental debe ser admirada en plano corto, pateando sus calles para admirar su pasado y su presente. Pero de vez en cuando también conviene calibrar su monumentalidad desde la visión panorámica, sobre todo si para llegar a lo alto se realizan placenteros -esforzados, igualmente- recorridos a pie, mejor que en coche. Es el caso de los miradores que abrazan visualmente a Cáceres. Por el color de las letras identificaremos la ubicación», finaliza Villar.