La cueva de Maltravieso ha saltado esta semana a la primera línea de la actualidad después del homenaje que el ayuntamiento ha realizado a sus descubridores y a la luz verde que se ha dado al convenio por el que Cáceres obtendrá más de tres millones de euros de fondos europeos para realizar una neocueva (réplica de la gruta de Llopis Ivorra). Este diario publicó el pasado sábado un reportaje en el que se recogían las 10 razones fundamentales por las que se hace necesario proteger el conjunto de arte rupestre más importante de la península ibérica.

No ha tardado en reaccionar a ello la Plataforma Salvemos la Montaña que, una vez más, ha criticado el proyecto de una mina (ya sea a cielo abierto o subterránea como ahora se baraja) y que, a su juicio, supondría un grave perjuicio para Maltravieso. 

Santi Márquez es uno de los portavoces de la plataforma. En su crítica no deja atrás la cueva de Maltravieso, el monumento arqueológico que guarda las pinturas más antiguas del mundo y que si finalmente se lleva a cabo la construcción de la mina, podría «estar en peligro», asevera Márquez.

Esta cueva y las pinturas necesitan unas condiciones de temperatura y humedad constantes, por lo tanto existen dos opciones que pueden afectar sobremanera al arte rupestre. La primera, dice Márquez, «recae en el hecho de que si el agua que conserva las pinturas gracias a la humedad que le otorga la piedra caliza está contaminada, las sustancias químicas subirían por porosidad a la cueva y deteriorarían aún más los dibujos».

La segunda problemática es lo contrario, «si el acuífero se vacía, la piedra caliza no tendría la humedad suficiente para conservar las pinturas y estas se verían afectadas por sequedad. Los ecosistemas cavernícolas son muy sensibles, cualquier variación en sus constantes podría afectarlas», apostilla. 

La cueva y las pinturas rupestres necesitan unas condiciones de temperatura

El Calerizo

«Hablando con el geólogo Juan Gil me dijo que la existencia de la cueva de Maltravieso es gracias a que el agua en época geológica había abierto esa caverna, además, han aparecido otras dos en las obras de la ronda suroeste que están aún por explorar y también hay una caverna más grande cerca de la desembocadura. Se puede decir que las zonas donde mayores cavidades hay son las cercanas a la Charca del Marco porque es la salida al exterior del acuífero del Calerizo; si éste se vacía puede provocar problemas estructurales a la propia cueva, ya que se pueden producir socavones, como pasó en los años 80: al quedarse vacías las cavidades, las paredes no tienen presión y se hunden», concluye. 

En definitiva, Márquez hace referencia a los tres principales problemas que acarrearía el yacimiento de litio: «la destrucción del territorio que ya se haría inviable para cualquier otro uso posterior en generaciones futuras: el agotamiento o la contaminación de las aguas subterráneas y, en tercer lugar, el empeoramiento de la calidad del aire de Cáceres».

Por último, Márquez sostiene que la mina provocaría una gran afección a nivel de superficie, ya que «si la comparamos con otras minas y medimos a escala, esta obra se llevaría por delante un territorio de 266 hectáreas debido a que es necesario colocar muchas infraestructuras, como por ejemplo la planta de transformación industrial o los aparcamientos».