Las misiones son actos de fe muy importantes dentro de la Iglesia, ofrecer una labor completamente desinteresada para hacer el bien a los demás es algo sin duda encomiable. Lo saben bien Montaña Malpartida y Elisa Blázquez, dos cacereñas que han estado en Mozambique en un viaje auspiciado por la delegaciones de misiones de Coria-Cáceres.

En este caso se han unido para llevar material escolar y sanitario a la misión y que han entregado al hospital de Nacala-Porto, «porque allí se carece de todo, desde un sencillo hilo de sutura, guantes o jeringas hasta un mecanismo para suero y bolsas de colostomía», cuenta Montaña. «Viví aquí como voluntaria de la Delegación de Misiones, ya que me gusta ayudar y conocer gente. Son muchos años de labor callada, pero es necesario dar visibilidad, para que el resto del mundo sepa lo que aquí ocurre», argumenta Malpartida. 

Las voluntarias han estado en la misión de Moussoril, en el litoral. «Fue la primera misión comboniana en Mozambique, que tuvo que cerrar durante la guerra y permanecía sin párroco desde hace años, ahora el cura es el padre Francisco, un diocesano que está haciendo un gran trabajo, reuniendo ya a más de 30 comunidades dentro de la parroquia», indica Montaña.

«Las misiones son una de las labores más bellas de la Iglesia», apuntan las voluntarias

El obispo de esa diócesis es el español Alberto Vera, que está dando un gran impulso pastoral, convencido del mensaje del Papa Francisco para que las ayudas lleguen a todos los confines del planeta. En las zonas del litoral donde se encuentran estas cacereñas existe una minoría de cristianos frente a la mayoría musulmana, aunque van creciendo poco a poco gracias a la labor que están realizando los misioneros, sacerdotes y religiosas que cada día se entregan en Mozambique y en todos los lugares donde ellos realizan su misión.

Según comenta Malpartida, la situación actual en Mozambique es muy complicada, ya que se suceden constantemente los conflictos armados. La guerra es un problema muy grave que ya ha desplazado a más de 1.000.000 de personas a otros lugares, como son los campos de desplazados en los que la necesidad se agrava aún más si cabe. «Tenemos experiencias en aldeas cercanas y es muy duro lo que se vive. En la actualidad no solo está el problema de Ucrania, sino que hay más de 60 conflictos activos de los que no se habla ni nadie sabe nada. Queremos hacer que esto sea visible porque es una realidad, pero al no tener visibilidad nadie hace nada por solucionarlo», asevera Montaña. 

Estas cacereñas tienen un objetivo claro, que es dar visibilidad a la labor que realizan los misioneros y misioneras en su tarea de ayudar a la gente. «La consideramos una de las labores más bellas de la Iglesia». Estas voluntarias trabajan para dar visibilidad a las personas que tienen poca y que se encuentran en una situación complicada, colaboran y solicitan ayudas, becas de estudio y de alimento para las personas con las que conviven (muchas de ellas subsisten con un dólar al día). «Nunca es suficiente todo lo que se da, lo que allí es poco, aquí es mucho. Por eso es importante que colaboremos», sentencia Blázquez. 

«Tenemos experiencias en aldeas cercanas y la situación es muy dura», dice Montaña

Montaña y Elisa tenían su base en el centro del que dispone la congregación española de las Pilarinas en Nacala. Acoge a 40 niños desnutridos y a 600 externos semanales, además de unos 50 ancianos. También cuentan con una escuela infantil de 200 alumnos y un aula de alfabetización para 80 personas. Incluso, la congregación atiende a un dispensario médico con 2000 pacientes al mes.

Pero no se quedaron solo ahí, sino que visitaron otras misiones y comprobaron sus necesidades. Acudieron a un campo de desplazados por la guerra que actualmente necesita muchos recursos porque hay un gran número de aldeas que debido a los conflictos se han quedado vacías. Esto ha obligado a reagrupar a los residentes.

Uno de los proyectos más importantes en el que han participado Montaña y Elisa (que asegura es atea y que colabora, dice, por puro convencimiento y que quienes están allí "hacen una labor muy digna de admirar) es la creación de un programa de radio en español y en portugués. Se emite en nuestro país a través de la diócesis y también en Mozambique. Está financiado por la Diputación de Cáceres y se desarrolla a través de la oenegé Voces, cuya presidenta es Montaña Malpartida.

Exteriores de los edificios que se utilizan para dar clase.

«Nos desplazamos a distintos lugares, no solo estamos en el campamento base. Además de comprobar las necesidades de la población en su conjunto, recogemos entrevistas, testimonios e informaciones para difundirlas por medio del programa radiofónico, y así dar voz a las personas que no la tienen. Con ello damos a conocer la situación de los más necesitados», afirma. 

La escuela femenina

En Nacala existe también una escuela femenina, dirigida por misioneras combonianas, donde se imparte educación Secundaria y se estudia Comercio y Contabilidad.

Cuentan con 300 alumnas, 150 de ellas internas porque proceden de aldeas remotas. Afirman que «si educas a una mujer educas a una familia y educas a toda una aldea, porque no hay nada más pobre que ser mujer en África».

Además de estudiar, en la escuela se imparten cursos, como el de cocina de tres meses que imparte una hermana de la congregación. Las alumnas después podrán hacer sus prácticas en restaurantes locales, esto se convierte en una alternativa más que les ayudará a salir de la pobreza que sufren. El centro también cuenta con un huerto de hortalizas y cría de gallinas para poder cubrir una pequeña parte de los gastos que conlleva mantener alrededor de 100 niñas y jóvenes. 

Montaña junto a las mujeres cocinando platos típicos.

Las voluntarias ha visitado durante un mes distintas zonas del país para conocerlas sobre el terreno y ver sus limitaciones. De vuelta en España elaboran un informe cuyas conclusiones se entregarán al obispado.

Lo que Montaña y Elisa quieren transmitir a la sociedad es su agradecimiento a las personas que anónimamente han aportado su ayuda de forma desinteresada, ya que, gracias a ellas, todos los recursos llegan de forma íntegra a los beneficiados, aunque siguen pidiendo más colaboración, ya que «nunca será suficiente todo lo que se traiga a esta población que no han tenido la suerte de nacer en un país desarrollado», sentencia Blázquez.

Además, recuerdan que lo más importante de todo, sin duda alguna, es poner el foco en esta realidad: «que se vea, que se conozca. Todo es necesario, cuanta más ayuda se aporte podremos mejorar un poco la vida de aquellos que sufren constantemente». De regreso en España suena con fuerza el mensaje final de Montaña: «Sin duda, la paz es el sueño de todo Mozambique».

«La situación aquí es complicada»

La situación social en Mozambique es muy complicada debido a la cantidad de conflictos armados que existen en todo el territorio. La guerra en África no tiene visibilidad en el mundo desarrollado, puesto que no se difunde cada uno de los conflictos

El hecho de que haya tantos frentes produce lo que podemos llamar el éxodo de población, que consiste en que los habitantes de las aldeas tienen que salir de sus casas en busca de un lugar mejor para vivir. Hoy en día hay más de 1 millón de personas desplazadas de sus hogares que están viviendo en una especie de campo de refugiados hasta que se les pueda reubicar en un sitio digno.

Se puede constatar un ejemplo de estos conflictos con la operación que tuvo lugar hace varios días en el país. En ella murieron decenas de yihadistas, según ha relatado el portavoz del Ministerio de Defensa. La provincia de cabo Delgado, que es la vecina de donde se encuentran las misioneras cacereñas, es escenario desde 2017 de ataques de manos de milicianos islamitas. Desde mediados de 2019 estos ataques han sido revindicados en su mayoría por Isca que ha recrudecido sus acciones desde marzo de 2020. Por otro lado, la tónica general en Mozambique es la guerra, pero también existen otros problemas, como es el caso de los problemas económicos, derivados de la invasión rusa en Ucrania que ha provocado que los precios subieran un 9,3%.

Por todo esto, en la capital se suceden las manifestaciones en contra del alto coste que tiene la vida en el país. Hace unos días la policía detuvo a 98 manifestantes dispuestos a provocar altercados para reivindicar una bajada de los precios. Lanzaron piedras a los coches y quemaron neumáticos con el fin de obstruir las principales vías de acceso e impedir de la misma forma la circulación de personas y mercancías. 

Una de las causas de las protestas es la subida del precio del combustible. Además, los conductores de autobuses en señal de levantamiento paralizaron la capital, Maputo, durante un día entero. Los trabajadores, de la misma forma, reivindicaron la libertad de poder incrementar el precio de la tarifa del transporte público.

Los recursos de los que dispone Mozambique son limitados. Además, los problemas derivados de la guerra, tanto allí como en otras partes del mundo, repercuten directamente en la economía del país.

Zona en la que se encuentran las voluntarias.

Zona en la que se encuentran las voluntarias.