La reforma de la fachada del convento de las Jerónimas, ubicado en la calle del Olmo, espera llegar a su fin  a principios de septiembre. El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, y Fátima Gibello, restauradora del consorcio Ciudad Histórica, visitaron ayer la zona para dar a conocer los trabajos realizados. 

El proyecto llevaba muchos años en la mente de Gibello, pero no ha sido hasta este año cuando se ha iniciado la remodelación. Cuatro meses de trabajo han hecho falta para conseguir hacer florecer las esgrafías y otros elementos ocultos y desdibujados por el tiempo. Con la retirada de sus andamios, cacereños y turistas podrán redescubrir este rincón hasta ahora desconocido

«Tiene mucha importancia recuperarlos por ser una imagen muy realista de cómo era la Ciudad Monumental», ha detallado el alcalde, quien cree que se va a convertir en un punto en el que resulte fácil ver cómo vivieron hace muchos años los vecinos de la ciudad, «que se parece poco a lo que hay ahora».

Luis Salaya, alcalde de Cáceres, y Fátima Gibello, restauradora del consorcio Ciudad Histórica en la visita a las Jerónimas. L.C.C

La fachada del edificio, datada del siglo XVII, es única en la ciudad de Cáceres en el sentido pictórico, ninguna otra fachada posee pinturas similares, a no ser en interiores. Las que hubiera se fueron perdiendo en los siglos XVII, XVIII y XIX por la costumbre que se tenía de descortezar todas las fábricas, como se denomina la pared exterior que da a la calle. «Han desaparecido todos los revocos y todos los morteros», señalaba Fátima señalaba Fátima refiriéndose a los adornos de las paredes exteriores, ahora hechas con mampostería.

Al pasar por la calle Olmos, pocos eran capaces de apreciar su valor, «se pasaba por aquí y se veía una fachada sucia», había «un enfoscado toledano con verdugadas de ladrillo y pilastras que tienen incisiones como si fueran de ladrillo», un material curioso de ver por no ser muy usado por los nobles. Cree que tiene que ver con la influencia mudéjar debido a que en el siglo XVII y XVIII había falta de artistas y reproducían todos los dibujos anteriores. 

Pero con la limpieza que la empresa Isabel Martín, la eliminación de microorganismos, que acabaron con la cola de animal descubierta en análisis, la consolidación de estratos y la reintegración de la policromía, se va a conseguir un efecto con el que parecerá que no ha pasado el tiempo. Se usarán tonos más bajos, siguiendo las intervenciones de la normativa de restauración, las básicas, que se refieren a usar materiales reversibles o que se note la diferencia del original al finalizar. 

Trabajadores de la empresa Isabel Martín Restauración Artística y Patrimonial. L.C.C

En la zona baja de la fachada, se puede comprobar un esgrafiado que la recorre, al que se refieren como encintado doble. Tiene muchas reparaciones anteriores y cemento, por lo que también se ha incidido en la «reintegración de las zonas que están desapareciendo y las que tenían abolsamiento». Ha aparecido un motivo vegetal en la cornisa, que a simple vista era imposible de haber descubierto por lo que también se va a reconstruir. 

Esta remodelación, es, para Gibello, «un hito en la ciudad» para que se sigan produciendo renovaciones en todos los revocos y esgrafiados, para «tener otra limpieza, belleza y otro añadido». Como es el caso del escudo del águila en el Palacio de Ovando, el personaje asomado a la ventana que hay en la cuesta del marqués u otros más sencillos, con figuras geométricas que se aprecian por toda la parte antigua.

Otras actuaciones

Salaya ha especificado que el proyecto más ambicioso del consorcio es la muralla, que empezará con la segunda fase de restauración en septiembre. «En una segunda línea de actuaciones paralelas sí hay idea de ir recuperando este tipo de manifestaciones», pero «que nadie espere que la Ciudad Monumental pase a cambiar de imagen». Irán sufriendo transformaciones algunos rincones que aportarán variedad para que Cáceres sea más conocida.

«Lo más gratificante es cuando los cacereños se acercan a conocer algo que no conocían», desvelaba el alcalde, que ha puesto como ejemplo el vaciado de Baluarte por haber podido vivir el proceso de cerca, «descubriendo, sabiendo y rescatando de nuestra historia en directo».