Las colonias felinas llevan tiempo siendo un problema en la ciudad de Cáceres, más de un millar de gatos habitan entre sus calles. Por ello, el ayuntamiento ha organizado jornadas de formación para aquellos interesados en colaborar con la gestión de las mismas. Se impartirá, el día 3 de septiembre, un curso en la sala de formación de la Jefatura de la policía local en horario de 9.30 a 13.30 y de 15.30 a 19.30 donde los participantes podrán obtener la acreditación necesaria para poder poner en práctica su labor .

Esta acreditación posee su importancia en la adecuación de los procedimientos que se llevan a cabo, dando una garantía de que se está abordando de una manera científica que lleva a tener una «convivencia responsable con el bienestar de los gatos, de la propia ciudadanía y del medioambiente», señala Esther Esquembre, presidenta de Zoonia, la asociación que ha elaborado el Plan de Gestión Integral de Colonias Felinas, a petición del ayuntamiento, y que establecerá los protocolos y coordinará a los agentes implicados.

De una manera similar, se acercará el plan a los vecinos a través de dos citas; el día 2 de septiembre en Estación Arroyo Malpartida, en la sede vecinal situada en la plaza Manuel García Tomé S/N de 19.30 a 20.30 y el día 4 en Ciudad Monumental, en el callejón del Moral número 1 de 11.00 a 12.00 horas.

La iniciativa busca que los colaboradores estén formados para lograr que la gestión de colonias se lleve a la práctica de una forma ética y eficaz en beneficio de los gatos y los vecinos. El alcalde, Luis Salaya, ha señalado que el objetivo principal de este Plan de Gestión es mejorar la coordinación entre los agentes implicados, tanto Ayuntamiento, como veterinarios y asociaciones, con las personas voluntarias.

«Cuando se aplique el plan que se está diseñando y haya un trabajo constante en su ejecución veremos cómo se estabiliza y se reduce el número de gatos, a la vez que mejora su bienestar y la convivencia». Salaya justifica que «es una cuestión de salud pública, siempre va a haber gatos callejeros, pero creemos que debería haber menos y que estos deben gozar de mejor salud por el bien de pequeños, mascotas y vecinos». Asimismo, una de las líneas de actuación recae en la esterilización para que en un largo plazo de tiempo no se den camadas indeseadas.

Esquembre sentencia que el fin último no es reducir a cero el número de gatos, sino rebajar la cifra para que sea sostenible; estos animales conllevan beneficios como la reducción de plagas y pueden ser un reclamo turístico, como ocurre en otras ciudades. Solo hay que encontrar el equilibrio para lograr la convivencia.