El Periódico Extremadura

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MÁS GASTOS, MENOS CLIENTES, MENOS CONSUMO: LA INFLACIÓN YA IMPACTA EN LAS CUENTAS

¿Por qué se hunden las propinas en la hostelería de Cáceres?

El pago con tarjeta ha subido del 40% a un 80% de media con la pandemia, y el ‘bote’ se ha recortado drásticamente. Hay menos público en los bares y los que van se limitan a la caña con pincho. Las alarmas vuelven al sector

Un trabajador de ‘Los Ibéricos’, un establecimiento de Cáceres, retira una mesa y el plato de propina. LORENZO CORDERO

En la tapería ‘Los Ibéricos’, situada entre la calle Moret y la plaza de la Concepción, se abre el ‘bote’ cada quince días. Antes de la pandemia, camareros y cocineros se llevaban unos 140 euros por cabeza al mes en propinas. «Ahora se reparten unos 40 cada uno», explica la propietaria, Mariví Márquez. «Hasta que llegó el confinamiento, los clientes pagaban un 30% con tarjeta, hoy un 70%, y esto ha reducido el dinero en efectivo. Las propinas han caído más de la mitad», calcula. «En mis dos establecimientos la tarjeta ya se usa en un 90% de los casos. De cada 100 euros de caja, 90 van en tarjetas. Hace mucho que ni siquiera hago ingresos en efectivo porque no hay dinero en metálico, está desapareciendo», apunta José Márquez, titular de los restaurantes ‘Tapería Ibérico’ y ‘José Márquez’, ambos en San Juan.

Según los datos del Banco de España, en 2021 se realizaron más de 6.000 millones de operaciones con tarjetas en el país por un importe de casi 200.000 millones de euros. Y es que la pandemia no solo ha impulsado esta alternativa para no tocar las monedas, sino que además ha facilitado su uso mediante ‘contactless’ (pago sin introducir en el datáfono) o a través del móvil. Así, las estadísticas revelan que siete de cada diez clientes ya hacen sus abonos en la hostelería con estos métodos al margen del efectivo, y además avanzan otras plataformas de pagos móviles como Bizum.

Miguel Ángel Martín, titular de la cafetería Vivaldi y portavoz de la Asociación de Cafés, Bares y Restaurantes de Cáceres (ACABARES), explica que un 80% de los clientes pagan ya con tarjeta, «aunque sea el café y el churro del desayuno, porque los bancos lo han facilitado mucho».

Fanta y café con Visa

En definitiva, el datáfono viaja más en las bandejas de los camareros que las propias cañas. Porque la digitalización llega a tal punto que la Fanta y el café se abonan con Visa, «todo prácticamente», revela José Márquez. «Una lástima --agrega--, puesto que al personal le venía muy bien la propina. En nuestros restaurantes hay 18 empleados, son muchos a repartir, pero sacaban unos 40 € al mes. Ahora, por ejemplo en agosto, un buen mes porque estamos en zona turística, solo han sido 15 €», detalla.

En la debacle del ‘bote comunitario’ han influido seriamente otras dos causas que van unidas: la menor afluencia de público a los bares debido a la subida generalizada de los precios, y el menor gasto que realizan los que llegan a las terrazas y a las barras. Y ese gesto, esas monedas de cortesía hacia un buen servicio, van menguando. Porque además, en España la propina no es obligatoria como sí ocurre en otros países.

LORENZO CORDERO

«Lo de la luz es el robo del siglo, ya pago más de 5.000 euros al mes por los dos negocios»

José Márquez - Tapería ‘Ibérico’ y restaurante ‘José Márquez’

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De hecho, los extranjeros están más acostumbrados a pedirle al camarero que redondeé el pago con tarjeta para añadir ese pequeño extra. Pero en España se paga la cantidad justa, apenas existe esa cultura. «Particularmente no lo he visto nunca y nadie me lo ha indicado», señala Miguel Ángel Martín, que asegura que en su local «ya hay poco a repartir».

SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

«Aquí no hay costumbre de pedir que carguen la propina a la tarjeta, yo no lo he visto»

Miguel Ángel Martín - Portavoz de ACABARES y titular de Café ‘Vivaldi’

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Y es que, entre unas cosas y otras, es justo reconocer que la fuerte subida de los precios le ha hecho un auténtico bocadillo a la hostelería, que por encima tiene la subida generalizada de todas sus facturas, bebidas y alimentos, y por debajo se le cae la clientela, «porque el ocio es lo primero que quitas de tus gastos cuando no llegas a fin de mes», indica el portavoz de ACABARES. Y así, desde hace un tiempo, pero sobre todo en este septiembre de vuelta al cole, con un horizonte de calefacciones por las nubes, duchas convertidas en momentos de lujo y alimentos en ascenso libre, la hostelería está notando un frenazo en el público.

LORENZO CORDERO

«El personal se llevaba unos 140 euros por cabeza al mes en propinas. Ahora unos 40»

Mariví Márquez - Tapería ‘Los Ibéricos’

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«La gente claramente ha dejado las salidas solo para el fin de semana, y el sector en Cáceres lo percibe una barbaridad de lunes a jueves. Las cosas se han puesto tan mal que hay quien ni siquiera puede salir una vez a la semana, que va de paseo y se queda viendo series. A diario la mayoría de los clientes son personas que están trabajando, que vienen a la ciudad por negocios o turismo, pero el cacereño está metido en casa», indica Miguel Ángel Martín. Una situación similar retrata José Márquez: «De lunes a jueves se observa la bajada, y es verdad que de viernes y sábado se nota la afluencia».

El refresco... y ya

Pero ni siquiera los clientes que siguen consumiendo lo hacen con la misma alegría. Ahora que la hostelería estaba superando la pandemia, con datos próximos a 2019, la inflación ha dado un zarpazo de consecuencias aún no calculadas. «Puedes ver a gente en las terrazas los fines de semana, incluso terrazas llenas, pero no es lo que era. Antes se tomaban tres rondas con tapas o raciones, ahora se sientan con la caña de 1.40 € y el pincho por cortesía de la casa», relata Mariví Márquez, que confiesa que hay que preparar más cantidad de pinchos que nunca, en lo que coincide plenamente José Márquez desde la plaza de San Juan. La carta se ha quedado para los que vienen de fuera por trabajo o turismo, «porque muchos cacereños ha dejado de comer en los bares, simplemente ya no pueden con estos costes de vida», indica la hostelera.

Menos clientes, menos consumo…, y encima las facturas no paran de subir. «Los autónomos nos estamos asfixiando, gestionar un negocio por cuenta propia se convierte en un reto que cada vez menos gente es capaz de asumir», clama esta empresaria local, sobrepasada «por la presión a la que se nos está sometiendo». «Lo de la luz es el robo del siglo, yo ya pago más de 5.000 euros al mes por los dos negocios», precisa José Márquez. «El gas son otros 1.500 euros», afirma. «Y luego nos han subido todos los alimentos: el huevo, la leche, el pescado, el pan…».

«Las facturas se han disparado una barbaridad, en mi caso al doble, es completamente inviable», describe el portavoz de ACABARES. «Delante de todos nosotros se alza una barrera que con los días se hace más infranqueable. Cada mes veo cómo las facturas son más y más elevadas y por tanto la rentabilidad de la empresa mucho menor», dice Mariví Márquez.

¿Cañas a 3 euros?

Tampoco existe la opción de cargar esas alzas en los precios de las cervezas, los refrescos o las tostas. «Si yo tuviera que repercutir los costes en la cañita clásica que a todos nos gusta tomar en el bar, tendríamos que subir de 1,50 € con pincho, a 3 €. ¿Y quién te va a pagar eso? Es imposible, hay que aguantar», sostiene José Márquez. «No podemos incrementar los precios porque entonces no entra nadie, esto lo tenemos que asumir nosotros y a ver cuánto resistimos», declara Miguel Ángel Martín.

DATOS DE LA PATRONAL DE HOSTELERÍA

  • 50%: Aumento de la factura eléctrica que ha registrado el sector en un año. Este verano, los alimentos y bebidas le costaron un 13% más, el aceite de oliva un 17%, y otros aceites un 87%.
  • 86%:  Porcentaje de hosteleros que ya este verano han visto afectada su cuenta de resultados por encima del 10%, según la encuesta realizada por la patronal Hostelería de España.
  • 71%: Porcentaje de encuestados en el sector que teme una facturación inferior durante el último trimestre del año frente a 2019. Solo un 7% piensa que superará las cifras precrisis.

«Tengo 51 años y llevo media vida en el sector. El confinamiento fue un momento muy especial en todo el mundo, pero ahora mismo se viven tiempos complicadísimos para la hostelería, justo cuando estábamos levantando cabeza después de la crisis y la pandemia…», reflexiona José Márquez. «O hacemos algo o las previsiones dicen que pueden cerrar en España 19.000 negocios este invierno. Estamos asustados, alguien tiene que pagar los impuestos para que el país funcione...», ironiza.

«De los nueve años que llevo con el negocio, este es el peor momento. Son muchas las preguntas sin respuesta y los quebraderos de cabeza que afrontamos todos los días», se sincera Mariví. «Siempre escuchamos a los políticos hablar de la importancia de las pymes, del papel de los autónomos en la economía…, pero a la hora de la verdad seguimos remando solos contracorriente», lamenta. 

A LOS BARES SE LLEGA "LIGADO" DE CASA

Los niños ya no siempre juegan en la calle, y los mayores ya no siempre ligan en los bares. La tecnología ha venido a cambiar la vida a todas las edades y en todos los sentidos, una vida más cómoda pero también más triste según se mire. La hostelería, además de haber pasado por la crisis del ladrillo, el covid y la guerra, también ha pasado por los huracanes ‘Tínder’, ‘Meetic’, ‘eDarling....’. Las páginas de contacto han comenzado a sustituir seriamente a los bares como lugares por excelencia para relacionarse en busca de pareja, y el sector, que está para pocos trotes, nota también esta carencia.

El ‘Digital Market Outlook’ de Statista estimaba que el mercado de los servicios de citas ‘on line’ acabaría contando con 370 millones de usuarios activos en todo el mundo a final de 2021. Asimismo, el estudio GFK sobre ‘Plataformas de Citas Online en España’ desvela que cuatro de cada diez internautas han visitado alguna plataforma de citas en la red, y casi 7 de cada 10 lo han hecho a través de aplicaciones móviles. El perfil de los usuarios es mayoritariamente masculino (62%) frente a un 38% de mujeres. Ellos también lideran el uso de webs (61%) y de las apps (67%).

Es un método distinto, quizás más fácil. En la web cada cual pone la foto y los datos que quiere, pero en el bar uno se expone con toda su realidad. Quizá por ello se trata de otra batalla en la que la hostelería pierde fuelle, aunque de momento sigue siendo la reina de la noche. 

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