La empresa de venta de golosinas Sánchez Cortés acaba de cerrar la última de sus tiendas, la única que mantenía abierta en la avenida de España, justo en la fachada de la Galería Comercial Cánovas. El pasado viernes, 30 de septiembre, bajó la persiana por jubilación de su propietario. Acaba así, cincuenta años y tres meses después, la historia de este imperio de las delicias, que llegó a tener numerosas tiendas abiertas en Cáceres, Badajoz, Mérida, Navalmoral, Coria o Salamanca.

La mayoría de los trabajadores (una treintena) llegaron la pasada semana a una conciliación con la empresa por despido improcedente, y recibirán la indemnización del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) al no poder la empresa hacerse cargo de estas cantidades (proceso que deberá autorizar el juez). Además, tendrán sus correspondientes periodos de prestación por desempleo.

Tan solo media docena de empleadas han sido despedidas por jubilación del titular, de modo que no recibirán indemnización. Son las trabajadoras que emprendieron acciones judiciales en octubre de 2021 al ver que el retraso en los salarios era ya continuo. De momento solo cobrarán su última nómina, ni siquiera tienen certeza de percibir los meses adeudados (entre cuatro y cinco). Han sido despedidas por un burofax y el mes que viene tendrán su juicio con la empresa. Las diez dependientas que trabajaban en los locales ya cerrados se han venido turnando para atender el último establecimiento de Cánovas, de modo que trabajaban solo algunas horas a la semana.

Parece ser que los vaivenes económicos han acabado con esta firma cacereña de medio siglo de trayectoria. A final de verano se han clausurado definitivamente las tiendas de Badajoz y Mérida y los locales cacereños de Antonio Hurtado y calle San Pedro. Por su parte, Gil Cordero y San Pedro de Alcántara bajaron la persiana un mes antes. Previamente lo habían hecho los establecimientos de avenida de Alemania y avenida de España, y los de Plasencia, Navalmoral y Coria.

Los trabajadores explican que las cosas no han ido bien en los últimos años, y se agravaron con la pandemia. Después del confinamiento comenzó a entrar menos mercancía en los almacenes y a ser más evidentes los impagos, por lo que algunas trabajadoras emprendieron acciones judiciales en octubre de 2021. No obstante, casi todo el personal se ha mantenido en sus puestos (tiendas y almacenes) para no perder los derechos a cobrar atrasasos e indemnizaciones, y lógicamente la prestación por desempleo.

Una triste despedida para una firma que ha estado siempre entre las más carismáticas de la ciudad, endulzando la vida de los cacereños desde que en junio de 1972 abriera su primera tienda en la calle Gil Cordero, junto a la Estación de Autobuses. Fue pionera en muchos aspectos, llegó a tener una destacada división de juguetes y su surtido podía competir con las mejores franquicias del gremio, con la ventaja añadida de aportar los mejores sabores extremeños.