Extremúsika recordará esta última edición. En primer lugar, por lo simbólico del regreso, es la primera de esta nueva normalidad. En segundo, porque a falta del balance definitivo que ofrecerá la organización en los próximos días, la estimación solo con poner un pie en el ferial y en palabras de los promotores es que ha barrido todos los pronósticos que se habían marcado.
La pretensión desde un principio este año era superar la barrera de las 70.000 entradas. Si se tira de hemeroteca, la edición más multitudinaria de toda la historia de Extremúsika tuvo lugar en 2007, cuando recibió a 68.000 asistentes. Ese hito lo logró en su anterior etapa. En esta nueva, comandada por un nuevo promotor, no se habían superado las 40.000 personas --lleva solo dos ediciones--. De esta forma, si finalmente se cumplen los augurios, la de este año se convertirá en la edición más multitudinaria de toda la trayectoria de la marca.
Lo cierto es que a lo largo de los tres días, incluso ya desde el jueves, jornada en la que la afluencia no suele ser tan notoria, el ferial ha presumido de haber superado previsiones en venta de entradas. Y si el viernes echó la persiana con otra jornada de buen balance, este sábado culminó con colofón y un desfile de nombre conocidos, entre Mala Rodríguez, Bad Gyal y Kase.O, que atrajo a admiradores de todo el país después de que anunciara que se retirará de los escenarios el año que viene.
En todo momento, el público ha destacado el ritmo constante de barras y servicios sin que se reprodujeran las estampas habituales de hileras infinitas para comprar bebidas o hacer uso de los WC. Es un dato a destacar teniendo en cuenta que este año el festival ha incorporado como novedad la pulsera ‘cashless’ para evitar el pago en metálico.
«Gracias por vuestra energía», agradeció Bad Gyal ante un aforo a rebosar a primera hora de la noche. Resumió sin pretenderlo la cantante la esencia de un festival que deja más que demostrado haber recuperado su esplendor en su totalidad.
