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la segunda guerra mundial o los conflictos de oriente medio, en una exposición única

El artista cacereño de los carros de combate en miniatura

Francisco Ceballos dispone en su vivienda de una amplia colección de vehículos militares en miniatura. La primera joya que llevó a cabo, hace 42 años, fue el asedio de Tobruk. Su colección está formada por cientos de figuras

El experto, que posa para El Periódico Extremadura en el Cefot de Cáceres, asegura que en cada maqueta hay mucho trabajo.

El experto, que posa para El Periódico Extremadura en el Cefot de Cáceres, asegura que en cada maqueta hay mucho trabajo. / CarlaGraw

Alberto Manzano Cortés

Alberto Manzano Cortés

Cáceres

Francisco Ceballos (Cáceres, 1966) es un apasionado de la historia, los libros y la fotografía, por lo que no duda en compaginar sus grandes vocaciones para reproducir cualquier cosa que se le ponga enfrente y le llene. Desde pequeño se interesó por el estudio del pasado en los conflictos bélicos, en parte influenciado por su padre, gran amante del mundo ferroviario. Y fruto de esas pasiones puede entenderse la amplia colección de vehículos militares en miniatura que atesora en su vivienda

Con mucha paciencia, dedicación, esfuerzo y sobre todo con entusiasmo, da forma a todas y cada una de las maquetas a escala (carros de combate, helicópteros, aviones, soldados...) que elabora en su taller. Con cajetillas de tabaco, pajitas, tapones de lejía, pinchos... Y todo se lo saca de las manos. Porque su obra no la vende. Aunque bien podría. Es más, destaca Ceballos (guardia civil jubilado) que le encantaría disponer de un local para exponer su trabajo. Que es muy extenso.

Una pequeña obra de arte.

Una pequeña obra de arte. / CarlaGraw

La primera «joya» que llevó a cabo, hace 42 años, fue el asedio de Tobruk. Nadie se lo encargó. Se lo encargó el mismo «después de observarlo y pensar que podría hacer una réplica a escala», explica con nostalgia a El Periódico Extremadura. El proceso de documentación, que se tiene que realizar previamente, puede durar mucho tiempo y el proceso de elaboración es minucioso (entre tres y cuatro meses). En el desarrollo de esta actividad se aúna lo «artístico desde el montaje y la pintura; lo histórico, reflejando fielmente lo acontecido a través del tiempo. Todas las guerras deberían ser en miniatura», comenta.

Las muestras que luce en una habitación son realmente preciosas, aunque no te vaya mucho el tema de los aviones de época, los tanques o los buques, el acabado de estos tesoros es digno de admiración. Desde muñequitos diminutos, hasta vehículos militares profesionales del ejército soviético, la Segunda Guerra Mundial, Oriente Medio... Con las construcciones se abre un nuevo mundo. «La dificultad del montaje es progresiva, hay que empezar de menos a más. Cada vez hay más cultura de este pasatiempo en España. Además existen obras de arte de modelismo ocultas en numerosos hogares extremeños», asegura este experto que atesora varios premios por sus increíbles construcciones bélicas.

Su colección está compuesta por cientos de figuras y algunas se encuentran en casa de su madre. Desde hace algún tiempo también imparte clases en los talleres que se celebran en distintas exposiciones por la geografía nacional para dar a conocer y mostrar el proceso de creación de estas fantásticas miniaturas. «Lo que hay en las estanterías no son juguetes, sino pequeños relatos narrados sin palabras. El hilo conductor es la historia que lleva implícita cada pieza y todo lo que gira en torno a ellas (atmósfera, contexto, terreno...). Los detalles de las tropas y las máquinas de guerra son rigurosamente veraces en su uniformidad y armamento», destaca con una sonrisa. Pero la joya de la corona, las obras por la que más amor siente, son los tanques soviéticos. Dice que todo lo elabora porque siente «magia» cuando hace sus figuras. Y es que Francisco Ceballos le pone vida a un trozo de plástico

Cartel del evento.

Cartel del evento. / EL PERIÓDICO

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