CIENTOS DE TURISTAS SE SUMAN A LAS TRADICIONES EN EL MACROPUENTE

Cáceres arde en el 'Día de la Pura'

Los Escobazos de Jarandilla de la Vera, la Viva Viva de Aldeanueva de la Vera y La Encamisá de Torrejoncillo, hasta la bandera, llenan de fuego y fe las calles de estas localidades que celebran la fiesta grande de la Inmaculada Concepción

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

El fuego como poder mágico, que encandila, encanta y hechiza al hombre sigue presente en numerosas tradiciones y fiestas de la provincia de Cáceres. Y es en el ‘Día de la Pura’ cuando encuentra su máxima expresión, convirtiéndose en un signo de identidad y en un foco de atracción para muchos turistas. Y si no, que se lo pregunten a las 12.000 personas que anoche se concentraron en Los Escobazos, una de las celebraciones tradicionales de Jarandilla de la Vera que volvió a ser el gancho para reivindicar el título de Interés Turístico Nacional.

Fiesta de Los Escobazos, esta noche, en Jarandilla de la Vera.

Fiesta de Los Escobazos, esta noche, en Jarandilla de la Vera. / TONI GUDIEL

Otra imagen de Los Escobazos.

Otra imagen de Los Escobazos. / TONI GUDIEL

Los Escobazos

Los Escobazos es una fiesta donde se mezclan ritos y costumbres de raíces religiosas y paganas, que emplea las retamas de escobas para elaborar antorchas, llamadas popularmente Escobones, con las que se golpean unos a otros y después utilizan para iluminar el estandarte de la Virgen de la Inmaculada Concepción durante su procesión. Esta festividad tiene su origen en el siglo VII, cuando los cabreros bajaban desde la sierra a sus casas para celebrar con sus familiares la fiesta de la Inmaculada.

Tradición verata donde las haya.

Tradición verata donde las haya. / TONI GUDIEL

La Viva, Viva en Aldeanueva de la Vera.

La Viva, Viva en Aldeanueva de la Vera. / TONI GUDIEL

La Viva Viva

A esta festividad se suma La Viva Viva, la gran fiesta de Aldeanueva de la Vera, que tiene lugar el 7 de diciembre al caer la noche. Cuando el sol empieza a ocultarse, los vecinos encienden hogueras por todo el pueblo, se apagan las luces y se empiezan a oír los cascos de los caballos.

Aldeanueva de la Vera es una fiesta.

Aldeanueva de la Vera es una fiesta. / TONI GUDIEL

Los jinetes que los montan visten de blanco y llevan cintas en colores. En la mano sujetan una antorcha, y se reúnen en la puerta de la iglesia de Santiago Apóstol. Alrededor de las 8 de la tarde, con el pueblo iluminado solo por las hogueras y las antorchas, entran a recoger el estandarte de la Virgen de la Concepción.

La Viva, Viva.

La Viva, Viva. / TONI GUDIEL

La Viva, Viva, tradición arraigada.

La Viva, Viva, tradición arraigada. / TONI GUDIEL

Las celebraciones tienen el fuego como protagonista y en torno a él se reúnen miles de personas

La Encamisá

Otra de las grandes tradiciones es La Encamisá. En ella, la localidad de Torrejoncillo reunió este año, ya sin restricciones sanitarias, a 10.000 personas en esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional en 1997, durante la noche del 7 de diciembre, junto a los 300 jinetes y escopeteros que acompañarán al estandarte de la Virgen de la Inmaculada Concepción por las calles del pueblo.

Imagen captada esta noche en Torrejoncillo.

Imagen captada esta noche en Torrejoncillo. / NIEVES AGUT

Origen

Imagen captada anoche en Torrejoncillo.

Imagen captada anoche en Torrejoncillo. / NIEVES AGUT

Como muchas celebraciones atávicas sus orígenes no han podido determinarse. La noche del 7 al 8 de diciembre se vive en Torrejoncillo de forma muy especial. A partir de la 9 de la noche, los jinetes ‘encamisaos’, con sus caballos y cubiertos con sábanas blancas adornadas se congregan en la Sede de los Paladines, donde se les entregará el farol con el que alumbrarán la noche torrejoncillana durante la procesión.

Torrejoncillo se vuelca con La Encamisá.

Torrejoncillo se vuelca con La Encamisá. / NIEVES AGUT

Es entonces cuando los escopeteros y los vecinos y vecinas, así como los visitantes, se dirigen a la plaza Mayor, esperando el momento culminante para la salida del estandarte de María Inmaculada.

Vistiendo al portaestandarte, esta noche en Torrejoncillo.

Vistiendo al portaestandarte, esta noche en Torrejoncillo. / NIEVES AGUT

Muy especial

La Encamisá de este año ha sido muy especial para el alcalde de Torrejoncillo, José Ricardo Rodrigo González. Todas lo son, pero en esta ocasión el portaestandarte es un familiar, lo que le ha permitido vivir con aún más intensidad los pormenores de la fiesta.

El alcalde de Torrejoncillo, José Ricardo Rodrigo González.

El alcalde de Torrejoncillo, José Ricardo Rodrigo González. / LORENZO CORDERO

En una entrevista con este diario, el mandatario municipal aseguraba: «A los torrejoncillanos se nos pone un nudo en la garganta a medida que se acercan las 10 de la noche». Así fue, Torrejoncillo volvió a vibrar con su Inmaculada igual que lo hizo, encendida, la provincia de Cáceres en el Día de la Pura.