«mis clientas (madres, hijas y nietas) son como mi familia», confiesa emocionada
Caty, un referente de la estética en Cáceres, se jubila
Catalina Sánchez perfeccionó sus conocimientos en Madrid y Barcelona. Durante más de cinco décadas ha trabajado en este sector, su salón de belleza está en Antonio Hurtado
Cáceres dice adiós a una esteticista que siempre presumió de su ciudad. Catalina Sánchez, más conocida como Caty, empezó con 17 años a realizar sus primeras manicuras y limpiezas faciales por las casas. Echaba una mano a la peluquera Enriqueta Tejada que tenía su local en la avenida de Alemania. Y ya no abandonó la actividad que convertiría en su pasión. Quiso seguir puliendo su talento y se marchó a Madrid para formarse en diferentes cursos de estética y belleza. Allí estuvo trabajando un tiempo y también en Barcelona. Después se estableció de nuevo en la capital cacereña donde abrió su propio negocio (ubicado en Antonio Hurtado) y se hizo un nombre en el sector. Y el sello de Caty Sánchez acabó por convertirse en un destacado referente más allá de las fronteras locales.
«Hay muchas clientas (madres, hijas y nietas) que después de 54 años, se han convertido en amigas», explica Sánchez. Orgullosa, y algo emocionada echa la vista atrás y no hay lugar a dudas. Resume lo que significa para ella toda una vida laboral: «El cariño que recojo después de todos estos años es mucho mayor de lo que nunca hubiese imaginado, me voy con pena por tantas alegrías vividas. El salón de belleza es como un confesionario, más de una vez he hecho de psicóloga». Disfruta con lo que hace y, lo más importante, se muestra satisfecha de que «nunca he tenido la sensación de venir a trabajar, venir aquí me produce bienestar, muy buen rollo», dice.
Y como todo, apunta Sánchez, la estética evolucionó al compás de los tiempos. «La mujer sigue siendo coqueta, y los hombres, sobre todo los jóvenes (aunque hay excepciones), tienen cada vez más su sentido de la estética», comenta. Y, a partir de ahora, ¿qué? «Si la salud lo permite, aprovecharé el tiempo al máximo. Me voy apuntar a pintar muebles... Ya se irá viendo, ya irán surgiendo planes», responde con un suspiro a El Periódico Extremadura.
Más de cinco décadas al pie del cañón dan para infinidad de vivencias y anécdotas. El próximo 31 de diciembre llega el momento de la despedida. «Han sido días muy emotivos. He llorado mucho. Junto a mi familia, esto ha sido mi vida. He mantenido una relación muy estrecha con mi clientela. Me faltan palabras para agradecer tanta fidelidad y confianza. En la calle noto el cariño de la gente. Me voy muy contenta. Si volviese a nacer volvería a regentar un centro de belleza», finaliza Caty con una sonrisa.
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