Coincidiendo con una fiesta de Pablo de Tarso (25 de enero), el apóstol que no vivió al lado de Jesús, pero que merece este calificativo por haber intuido que lo que estaban comenzado a hacer no podía reducirse a los límites de Israel, sino que tenía que acercarse a los que no eran judíos (primer gran problemón para la comunidad naciente),

En la iglesia católica se organiza la semana de oración por la unidad de los cristianos. Me gusta mucho esta celebración, aunque pase muy desapercibida para la mayoría, porque en ella se resume gran parte de la historia de la Iglesia católica. Por desgracia, el conocer la historia de su Iglesia no es algo que este muy valorado entre los creyentes católicos, y esto me parece una gran carencia. No es una fiesta popular, no es una romería; más bien, todo lo contrario.

El problema de la unidad de los que creen en Jesús de Nazaret como Dios, nos ha acompañado casi desde el inicio, es verdad que al comienzo hay algunos episodios de buen talante a la hora de solucionar los problemas, pero duró relativamente poco.

La relación con las Iglesias de Oriente se comenzó a torcer en los primeros siglos, y los sucesos del XVI en Centroeuropa, con sus consecuencias inmediatas y, sobre todo, posteriores, hicieron que la sima entre las distintas confesiones se hiciera infranqueable. Acciones increíbles por parte de unos y otros, falta de respeto en el trato y condenaciones mutuas sin sentido, hicieron el resto.

El famoso dicho «fuera de la Iglesia no hay salvación», que recordamos de los años de seminario, es algo que ha permanecido en al cabeza de muchos demasiado tiempo. El ecumenismo como preocupación, no tiene mucha historia, es más una asignatura pendiente.

Pero sí es verdad que ha habido una implicación mayor por parte de los últimos papas a la hora de favorecer los encuentros realizados con la participación de todos. En Cáceres, por ejemplo, la marcha por la paz que se celebra alrededor de la Navidad, cuenta con años de historia y todas las confesiones participan codo con codo, sin prejuicios ni dobles intenciones.

Otra cosa es el avance en las diferencias dogmáticas, eso es otra cuestión. Pero es verdad también, que analizando a fondo muchas cosas que fueron causa de la desunión al principio, ahora no lo serían tanto. En esto días se rezará mucho, pero es verdad que harán falta otras cosas para que haya avances significativos. ¡Cuidado, que viene el frío!