Jamás falta la alegría para celebrar la festividad de San Blas en Cáceres, este año el sol está contribuyendo a la celebración y miles de personas se entregan a la emblemática romería. Entre las degustaciones gastronómicas (roscas, dulces típicos, vino, cerveza, ponche, prueba de cerdo…) que entonan el cuerpo y la fe que templa el alma de los fieles, se convierte en una cita llena de cordones del santo, trajes típicos y música, a la que los cacereños acuden en masa en busca de un poco de diversión y otro tanto de curación para los males que afectan a la garganta. Hoy se repite la tradición.
«Está un día estupendo, inmejorable, chulísimo, todo despejado y con una ligera brisa. Y la gente, muy animada», han descrito el ambiente Fuensanta Cervel y Remedios Corral, dos amigas que se vuelcan con la festividad.
«Lo más espectacular es la asistencia de gente muy joven que, año tras año, asiste en mayor número. Estas son nuestras raíces, la Cáceres de siempre, y ves cómo la juventud la admite y la respeta», ha señalado Luis Encinas, vecino del barrio de San Blas, de toda la vida.
Con las diferentes actuaciones musicales, el movimiento se ha apoderado de las caderas de los asistentes, que han bailado y han cogido apetito para almorzar después de la intensa jornada matinal, lo que ha propiciado que las barras de comidas instaladas y los bares de la zona mostrasen un lleno absoluto para disfrutar de sabrosas raciones que han salido de forma masiva de sus fogones.
El cariño muestra en San Blas su cara más amable, con comida y bebida para todos, y festiva, con un ojo puesto ya en el carnaval. La cita se celebra en la barriada cacereña. Las siete mil roscas disponibles están arrasando en una mañana donde el buen tiempo acompaña.
A la romería no falta el alcalde, Luis Salaya, que ha destacado la importancia de mantener las tradiciones y la magnífica respuesta ciudadana. Los ediles María José Pulido y David Holguín (ataviado con el ropaje típico) tampoco han querido perdérsela. Y de esta manera, la fiesta va transcurriendo a lo largo del sábado.
Miles de personas son demasiadas para estar equivocadas. Ellas han evidenciado el encanto perenne de ‘El Redoble’ que resurge año tras año con mucha fuerza, como una de las tradiciones con mayor arraigo de la ciudad.