Un día se echa la vista atrás y de pronto han pasado 30 años. Y sin embargo pareciera que fuera ayer cuando cogió una maleta; casi lo puesto. Hubiera tenido por aquí una vida fácil, una joven doctora prácticamente en ciernes. Pero no, quería marcharse al otro lado del mundo, cuando no había móviles, ni Twitter. Y han pasado 30 años, los mismos que resume en ‘Lo que no conocemos no existe. 7 historias para muchas vidas’, un libro donde ‘la doctora Amazonas’ relata su experiencia, indudablemente única y desgarradora, a bordo de su barco hospital.
Antonia López González es médico especialista en medicina tropical, experta en hansenología, investigadora pionera en la enfermedad del Jorge Lobo y presidenta de la Asociación Comité Ipiranga, con delegaciones en España, Brasil e Italia. Trabaja en la zona del río Purús para una población de 30.000 habitantes dispersos en más de 68.000 kilómetros, y lo hace desde ese barco convertido en centro médico en el que pasa consulta en la Amazonia.
Ahora está de gira con su libro bajo el brazo. Sigue trabajando, expandiendo su mensaje, sus conocimientos, porque de vez en cuando conviene salir del territorio y recordar en esta parte del continente lo que se hace en la otra. Ha pasado por Cáceres esta semana para dejar testimonio de su experiencia personal y profesional. Lo ha hecho de la mano del Club Rotary ante un público que escuchó con atención el resumen de tres décadas fructíferas.
La doctora cuenta que se fue a Brasil persiguiendo lo que para ella era el sueño de trabajar en el ámbito de las enfermedades tropicales y de forma particular en la enfermedad de hansen, conocida en Europa como lepra. La región del Purús siempre ha vivido esta patología de forma cotidiana. No es una herencia sino algo presente y persistente. A lo largo de estos años, la médico de Guareña y su equipo ha podido desarrollar un trabajo gracias a la gente de la localidad porque el proyecto Ipiranga se basa fundamentalmente en la formación de equipos con agentes locales.
Ahora, este libro, editado en Italia y publicado en varias lenguas, se convierte en autobiográfico, aunque lo hace a través de otras siete historias, de personas importantes para Tony López porque «han sido -dice ella- líderes en la comunidad». Ha conseguido trasladar cómo se vive con poblaciones que tienen orígenes distintos al nuestro. Es un sentido de respeto. Tú eres una persona más dentro de un equipo. Tú tenías unas ideas, ellos, otras. Esas ideas había que hacerlas comunes porque había que hacerlas viables. Estas poblaciones ribereñas indígenas, a lo largo de los siglos, han sufrido mucho y han guardado en su memoria esos momentos que han sido dramáticos. Y enfermedades como la hansen, la malaria, el lobo o la hepatitis negra eran una reminiscencia de esa memoria. Y había que trabajar para mostrar que si se adoptan algunos hábitos o unas medidas de prevención las cosas deberían cambiar. Y había que hacerlo en sus lenguas, el jamamadí, el paumarí, el dení, el sorowahá, el arauá, unas lenguas que se transmiten oralmente. Se consiguió un entendimiento porque siempre es posible entenderse, y se consiguió cambiar porque todos estaban dispuestos a cambiar.
Un niño convertido en adulto, mujeres que representan a las verdaderas pioneras amazónicas. Pacientes con los que se termina trabando una amistad, que hoy son agentes de salud. «Es un homenaje a siete, pero podrían ser cientos de miles», apunta la doctora.
Lo que no conocemos sí existe. Y este libro conmemorativo de 30 años de trabajo honra a toda esa gente que ha hecho posible este proyecto. «El futuro lo vemos en presente siempre. Trabajamos duro. Con nosotros ya trabaja la segunda generación, niños que ha ido a la universidad, que hoy son bioquímicos, enfermeros, jóvenes de 25, 30 años; y el futuro está garantizado porque ellos están presentes».
Tony López González, Medalla de Extremadura, atesora un importante currículum. «Nunca hemos esperado en una silla. Y trabajamos con muchas personas que se involucran, con su complicidad. Hemos trabajado duro en estos 30 años. A veces es difícil porque no se tienen todos los recursos. Pero el proyecto está presente en las comunidades porque ha sido eficaz para ellos».
En las zonas rurales del Amazonas «todo el mundo tiene importancia. Hablamos de zonas de comunidad. Nunca verás a un señor mayor o a un niño abandonado. Todo el mundo tiene su responsabilidad».
En esta travesía, el desaliento no ha llamado a su corazón. «He visto hacer posibles muchos sueños que parecían imposibles. La realidad no te permite caer». Son frases de cabecera de Tony López, la doctora que hoy cuenta en España el trabajo de 30 años, que ha dado sus frutos sin esperar sentados en la silla del conformismo.