Hay que sujetarse antes de escuchar a Mari Luz Crespo (Madrid, 1968) contar lo que sucedió el 23 de noviembre de 2019, cuando su hija mayor, Carolina García (21 años), falleció por inhalar humo de una sartén con aceite olvidada en el fuego y quedarse dormida en el sofá de la cocina-comedor de un piso de estudiantes en Badajoz. También perdió la vida otro joven de 18 años. «Me ha costado mucho superar lo que le pasó. Caí en una oscuridad y en una soledad tremenda. Es muy doloroso, un sin sentido y lo que nunca imaginas que te pueda suceder. Era una pérdida insustituible y desgarradora. Aunque un golpe así jamás lo superas del todo, sino que aprendes a vivir con ello. El amor a una hija es más fuerte que la muerte. Fue, además, tan inesperado...», explica.

Con Carolina expiró una vida, una prometedora carrera en el mundo del Derecho y una pasión: elaborar junto a Mari Luz una marca de complementos de moda. Pero su madre, en uno de esos gestos que alumbran la grandeza de la naturaleza humana, no estaba dispuesta a que se perdiese, y a los 54 años, decidió andar el camino que había dejado a medio hacer su hija y crear Carol-alas. «Entre las muchísimas cosas que nos unían estaba este bonito proyecto. Se trata de personalizar y pintar a mano bolsos, tacones, botas o zapatos para que la gente pise con gusto propio. Llevarlo a cabo me hace sentir más cerca de ella. Carolina sería muy feliz al sentir el calor y el amor que nos ha transmitido a todo el mundo», subraya. Y suspira profundo.      

Ángel de la guarda

A Mari Luz siempre le ha gustado dibujar, ahora compagina su ocupación profesional en el campo del desarrollo rural de Extremadura con otro sentimiento, el crecimiento de Carol-alas. Espera que con el tiempo se convierta también en una parte importante de su oficio, «Mi hija era muy buena y tiene dos hermanos (Eduardo y Natalia) que son mis pequeños farolillos. A Carolina la llevo conmigo tatuada en la piel. Es como si tuviese un ángel de la guarda», repite como un mantra a este diario. Recuerda que estudió en el colegio Las Carmelitas, o cómo le gustaba jugar a firmar contratos en cualquier papel o folio que veía por casa.

Carolina García.

Carolina García. EL PERIÓDICO

Uno puede rescatar del fondo del armario cualquier calzado o comprárselo en una tienda, así, tal y como vienen de fábrica. El siguiente paso es ponerse en contacto con Crespo en su cuenta de Instagram (@Carolalas_98) y esperar a que haga su magia y los convierta en una auténtica joya. A la artista madrileña le basta con saber el motivo que tendrá que desarrollar para ponerse manos a la obra.

Tacones y bolsos con diseño personalizado.

Tacones y bolsos con diseño personalizado. EL PERIÓDICO

Los paisajes de naturaleza, los animales, ídolos musicales... se llevan la palma de las ilustraciones más demandadas. Puro arte en movimiento. «¡No hay dos iguales!», exclama mientras muestra con orgullo sus creaciones. Pero en gustos no hay nada escrito, así que se encuentra todo tipo de peticiones para calzar los pies. «Me piden de todo, incluso retratos o cuadros de autores conocidos. Lo que más me gusta es que me den libertad para crear libremente. El resultado final es algo muy gratificante», asegura sonriente.

Un reto

Pincel y pinturas en mano, hay pocas cosas que no pueda hacer. «Me lo planteo como un reto», apunta Mari Luz. Vista la vida que pueden tener unos tacones, botas, bolsos o zapatos, ¿quién dijo que la moda era aburrida? Su creatividad no tiene límites: «Me encanta explorar nuevos retos», confiesa la que ha conseguido que su hija Carolina García siga latiendo