Acaba de cumplir su primer aniversario Borona Bistró, y más con el cambio experimentado en sus fogones, se revela como uno de los restaurantes imprescindibles en Cáceres a la hora de degustar platos de inspiración clásica con unas medidas dosis de creatividad y donde el producto de temporada y proximidad es el que prevalece por encima de otras connotaciones culinarias. Sus propietarios, Víctor Corchado y Rocío Rey, forman un buen tándem al mando de la cocina y en el apartado de gestión del local, que se encuentra situado en la calle Antonio Silva.
Su nuevo menú degustación lleva ya su sello inconfundible. «Producto fresco, de temporada y local, un toque de cocina bien elaborada y presentada. Es cocina de imaginación pero con sabores populares; siempre se busca el sabor rural de Extremadura como se suele decir, pero bien presentado», destaca Corchado.
Sus aperitivos, entrantes, dos platos principales y dos postres se devoran con todos los sentidos. La oreja de cochinillo, láminas de pez espada y tartar de solomillo ibérico es, por la elegancia de su composición, un cuadro que da pena emborronar con el tenedor... Continúa con el huevo de la abuela Porrilla, apionabo, champiñón y su sopita de ajo. El huevo se deshace en la boca mientras la fuerza del guiso aparece por sorpresa con la primera cucharada. Pese a su concentración, mantiene una gran sutileza, sin que resulte fuerte en exceso.
También sorprende la corvina breseada con alcachofas y judías verdes esparragás. Es brillante el equilibrio que el chef malpartideño consigue con estos ingredientes. Le proporciona distintos matices que el comensal puede apreciar. Llama la atención el sabor íntegro del pescado, a mar. Completa la oferta el cochinillo al parmentier de AOVE de Monterrubio. Muy tentador. Todos los platos van acompañados de unos vinos de calidad.
Los postres arrancan a buen nivel con un delicioso helado de pistachos, pero hay que dejar hueco para el flan de aromáticas de la Nani (receta de la abuela del cocinero). Sale de la cocina con azúcar caramelizado por encima, para fundirse en el cielo de la boca y generar una verbena de sabores inolvidables.