la pareja reside en la calle zaragoza, en aguas vivas. el imas redacta un informe

Hablan los policías que salvaron a dos ancianos en Cáceres: «Si tardamos un poco más, hoy estarían muertos»

Chema Melchor y Andrés García, agentes del Grupo Especial de Seguridad de la Local, narran cómo salvaron la vida de un matrimonio octogenario, al que hallaron en casa casi deshidratados

Los agentes Chema Melchor y Andrés García, a las puertas de la jefatura de la Policía Local de Cáceres.

Los agentes Chema Melchor y Andrés García, a las puertas de la jefatura de la Policía Local de Cáceres. / Lorenzo Cordero

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Chema Melchor estaba hoy en Hornachos recibiendo una condecoración por sus más de 20 años de servicio. El acto formaba parte de la celebración del Día de la Policía y Melchor recogía la distinción orgulloso de su labor en el cuerpo. Coincidía que el sábado, junto a su compañero Andrés García, los dos agentes de servicio del Grupo Especial de Seguridad de la Policía Local de Cáceres, salvaron la vida a un matrimonio octogenario de la calle Zaragoza, en el barrio de Aguas Vivas, que llevaba varios días en su vivienda y al que encontraron con evidentes signos de deshidratación.

Sus vecinos llevaban tiempo echándoles de menos. «Fue el jefe quien nos llamó directamente. Una sobrina estaba muy preocupada porque no conseguía contactar con ellos», relata Melchor. «En el barrio son muy conocidos. Cuando fuimos nos dijeron que al hombre solían verlo con mucha frecuencia, decían que hasta se subía al tejado de la casa para arreglar las tejas. Cuidaba de su mujer, que está impedida», añade el policía.

«Comenzamos a aporrerar la puerta al grito de ‘Chiqui, Chiqui’, pero no obteníamos respuesta». Entonces salió una vecina; después lo hizo otro vecino: «La semana pasada les llevé un sofá», comentó uno de ellos. Los agentes acudieron en busca de información. Qué mejor sitio para ello que el Bar Edén, en la avenida de Las Lavanderas. «El hombre suele venir por las mañanas a tomar café, pero desde el miércoles o el jueves no lo vemos», dijeron en el establecimiento. Pasó lo mismo en la multitienda. «Él suele venir a comprar el pan a diario. Lo he echado en falta», les comentaron allí.

Melchor y García se dieron cuenta enseguida de que algo no iba bien. Entonces volvieron al domicilio, llamaron a los bomberos y entraron en la casa por el patio de una vecina. «Estaban tirados en el suelo, semidesnudos, desorientados y deshidratados. Cuando llegaron los servicios médicos a la mujer hubo que ponerle un gotero y la trasladaron la hospital. Al hombre lo levantamos, al principio se nos caía. Conseguimos que bebiera agua y fue poco a poco reaccionando. La anciana ya ha sido dada de alta», recuerda Melchor.

El Instituto de Asuntos Sociales, dependiente del Ayuntamiento de Cáceres, indica hoy que redacta un informe por si fuera necesaria la ayuda municipal, que hasta entonces no había sido solicitada por los afectados.

«Nos sentimos muy orgullosos. Cuando llegué a casa, dormí como Dios. Nos gusta nuestro trabajo. Estamos aquí para ayudar a la gente y nos involucramos. No es cierto que trabajemos para poner multas. Nos preocupamos por los demás», indica Melchor. «Pobrecitos. Si tardamos un poco más, hoy estarían muertos», concluye el agente, satisfecho tras la gesta. 

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