La comisión de Acción Comunitaria dictamina este miércoles una propuesta para que el pleno de la corporación local acuerde la tramitación del expediente para que al rito del Febrero y fiesta de las Lavanderas de Cáceres se le conceda el título de fiesta de interés turístico regional. El principal argumento de la propuesta del concejal de Turismo, Jorge Villar, es que reúne los méritos y valores suficientes fijados en el decreto autonómico debido a que ofrece «una especial relevancia desde el punto de vista turístico y supone una valoración de la cultura y tradiciones populares».

En la memoria técnica redactada por el jefe del archivo municipal y cronista oficial de Cáceres, Fernando Jiménez Berrocal, se destaca que la fiesta, desde su recuperación hace ahora treinta años, supone «un ejemplo de buenas prácticas en cuanto a la valoración de la cultura y de las tradiciones populares». 

Así se destaca en la memoria que entre esas condiciones está su originalidad, «única y singular en toda España»; su valor cultural, gastronómico o ambiental, «es una representación histórica de la vida de las menos favorecidas, mujeres trabajadoras que desde tiempo inmemoriables laboraban en oficios menesterosos a la merced de una climatología adversa pero que creo una cultura propia»; su antigüedad, «sus orígenes son seculares y remotos como gran parte de las fiestas de carácter etnográfico, con origen pagano y posiblemente milenario, ya que se liga a un oficio ya extinguido, el de las lavanderas»; su capacidad para atraer visitantes de fuera de la región, «la fiesta es el preludio del carnaval cacereño, pero también del resto de carnavales de Extremadura»; y su celebración de una forma periódica, «se celebra anualmente durante la mañana del viernes de carnaval, desde hace 34 años, por lo que cumple con el requisito de celebración periódica».

El resumen de la memoria técnica es que el rito del Febrero y la fiesta de las Lavanderas es «una celebración original, femenina, integeneracional, atávica, popular, pagana, etnográfica y única», que cumple con los requisitos del decreto autonómico para ser considerada una fiesta de interés turístico en Extremadura.

La fiesta está ligada a la profesión de las lavanderas en Cáceres. Eran un importante contingente de mujeres que en Cáceres se dedicaban a esta profesión y que mantuvieron el rito de organizarse en el mes de febrero para festejar a su tradicional protector que con aspecto de espantajo (el pelele), relleno de paja, recibía el nombre del mes más significativo para estas mujeres. La fiesta se iniciaba el primer día de febrero con la colocación en cada uno de los lavaderos de la ciudad de un muñeco relleno de paja y se cerraba el último día de ese mes con el paseo a lomos de un burro de los diferentes peleles por las calles de la ciudad. Desde la recuperación de la fiesta, hace ahora 34 años, abre los actos del carnaval cacereño.