El Periódico Extremadura

De la droguería de Villegas y Harpo al Hostal Boutique de Roso de Luna

Del pasado al presente de la vía comercial de Cáceres

De la calle Falangista Javier García queda el recuerdo de quienes la poblaron

El tiempo pasa y los establecimientos que cerraron ahora reabren de mano de otros dueños y otras marcas como el Hostal Boutique, continuación del Hotel Don Carlos, que dinamizará este Roso de Luna, emblema de aquel comercio que tanto luchó por levantarla

Miguel Ángel Muñoz / Gema Guerra

Algunos, cada vez son menos, recordarán que se llamaba calle Falangista Javier García (hoy Mario Roso de Luna). Fue allí, a la altura del número 10, donde en 1942 trasladó su residencia Alonso Corrales Acedo, que tenía un taller de tapicería, trabajo que compatibilizaba con su función de operador de cámara.

Situado a un paso de San Juan, en el barrio estaba la Imprenta Moderna, de los hermanos Valiente, y Lyria, la famosa pastelería de Donoso Cortés que era de Pastor y en la que trabajó de siempre como empleada María. En Lyria se hacían bambas, trabucos, riquísimas raspaduras y deliciosos polos de mantecado y coco. Pastor era un forofo de los toros. Cuando toreaba Curro Romero siempre subía a casa de los Corrales a ver la faena por televisión. Si por el balcón veía llegar a algún cliente, decía el bueno de Pastor: «Se espere usted un momentino, que ya va a matar Curro», y el cliente esperaba paciente a que el señor Pastor terminara de ver la hazaña del Faraón de Camas.

La Despensa Cacereña: Pepe Cantero y Chelo Espadero.

La Despensa Cacereña: Pepe Cantero y Chelo Espadero.

Era Lyria una pastelería con mucho encanto, con un escaparate pequeñito, un mostrador, tres sillas bajas de formica, una trastienda... un edén dulce cuyas delicias salían del horno que Pastor tenía por la Clavellina, antes de que se hiciera la Caja de Ahorros.

Igualmente eran comercios célebres Rosado, la frutería de los Sánchez, Calzados Nati, Artipiel (que lo llevaban los padres de Mati)... Allí también vivían los Borda Bejarano, los Floriano que tenían su imprenta en el portal llano de la plaza Mayor, y había muchos bares, como el de Cano, al lado de la casa de los Corrales. Enfrente estaba Harpo, y en la que luego fue Librería Picapiedra estaba Calzados Falcón. La calle tenía un Spar, había una mujer (viuda de Rincón), que era modista, y la escuela de los cagones donde daba clases Conchi, casada con un miembro de la familia de Mudanzas Cerro.

También estaba en Roso de Luna La Despensa Cacereña, que regentaba Pepe Cantero, casado con Chelo Espadero, y cuyo primer trabajo le llegó a los 7 años: cogía el burro, se iba a Fuente Santa y a Los Camineros y allí, con una lata, cargaba los cántaros de agua que le encargaban en su barrio. Desde Aldea Moret hasta las fuentes tenía que recorrer 4 o 5 kilómetros. ¿El sueldo?: 1,50 pesetas por carga.

Los Corrales: La familia tuvo un taller de tapicería en Roso de Luna.

Los Corrales: La familia tuvo un taller de tapicería en Roso de Luna.

Cada día Pepe esperaba en las fuentes la llegada de las lavanderas, que eran las que le ayudaban a cargar los cántaros en el burro, al ser una tarea difícil de asumir para un niño de 7 años. Pero un día las lavanderas no llegaban, entonces Pepe se acordó de su abuelo que siempre le decía: «Hijo, ante cualquier adversidad tú echa mano del Tío Maña». Así que ni corto ni perezoso, Pepe se apoyó en un poste y, como pudo, logró cargar todos los cántaros en el burro. Vamos, que se dio maña y desde entonces nunca volvió a necesitar a las lavanderas. Y aprendió que en esta vida, y en muchas ocasiones, más vale maña que fuerza.

Paqui Villegas: La propietaria en la famosa droguería.

Paqui Villegas: La propietaria en la famosa droguería.

Al comercio de Pepe, que fue templo del ibérico en Cáceres y ruta indispensable del turista, se sumaba la droguería de los Villegas. Una de las hijas, Paqui, se casó con Victoriano García Rentero, que cuando aún no había cumplido los 14 se puso a trabajar en la farmacia de Ezponda y luego en Mendoza, hasta que le avisaron de que la botica que Frasquere tenía en La Concepción la iba a coger Primitivo Torres. Victoriano fue además representante hasta que junto a su esposa se encargó de la droguería familiar, un local inolvidable para muchos cacereños con su puertita, su escaparate, y dentro, dos mostradores y montones de estanterías cargadas de lejías, colonias o barras de labios.

El tiempo pasa, y los negocios que cerraron ahora reabren de mano de otros dueños y otras marcas como el Hostal Boutique, continuación del Hotel Don Carlos, que dinamizará esta Roso de Luna, emblema de aquel comercio que tanto luchó por levantarla.


Los primeros vinilos de Cáceres y las camisetas ‘pop’ 

Nuevo negocio: recreación del futuro hostal boutique.

Nuevo negocio: recreación del futuro hostal boutique.

Roso de Luna es la calle de los mil nombres. Durante generaciones ha compaginado la presencia de negocios de sagas tan reconocibles como los Cantero o los Villegas, este último aún en pie, con ser un foco de las tendencias que llegaban a la ciudad. Los modernos buscaban en Roso de Luna las novedades en una capital de provincias.

Música: cacereños miran discos en el interior de discos Harpo.

Música: cacereños miran discos en el interior de discos Harpo.

Primero fue la calle de Discos Harpo de Luis Hernández Queizán. De aquello dan testimonio los azulejos de la fachada. Aunque bajara la persiana sigue siendo un símbolo para la Cáceres más cosmopolita, aquella que fue protagonista durante la Movida. En la ciudad solo ya resiste un heredero, Discos Keramidas, la tienda de Rafa Lasso en el centro comercial El Descubrimiento. Fue coetánea a Discos El Muro, que regentaba en la plaza Marrón Pachi Cañamero, y durante los ochenta fue referente para los melómanos de Cáceres. Los testimonios de la época recuerdan que en sus apenas veinte metros, era un reducto prácticamente minúsculo en una calle con un gran desnivel, se podían encontrar novedades nacionales e internacionales compartiendo estantería con las novedades de los grupos locales como Coup de Soup, recordado recientemente en los especiales a la Movida del último año. También se podía encontrar fanzines locales como el Rita o el Etzétera. Javier Rodríguez Marcos, de la editorial Periférica, estuvo detrás de muchos de estas publicaciones. Finalmente, tras años, echó el cierre como hicieron más tarde Ítaca, Mordisco o las tiendas Tipo --sucesora de El Muro hasta 2007-- en la esquina en la que ahora hay un taller de costura. 

Fiebre ‘pop’: en el interior de Lulasónica, la tienda de artículos de regalo y curiosidades.

Fiebre ‘pop’: en el interior de Lulasónica, la tienda de artículos de regalo y curiosidades.

Para los que nacieron en los noventa, fue la calle de Lulasónica. En 2006 abrió la que generaciones recordarán como la tienda ‘pop’. Camisetas con estampados originales, llaveros, artículos de coleccionismo, juegos de mesa, relojes, complementos. Solo había que echarle imaginación. Desde sagas mediáticas como Star Wars o Marvel a series de televisión o personajes icónicos. La idea partió de Rubén David Peña, que cambió su Móstoles natal por la ciudad. Ahora, mantiene la tienda bajo el mismo nombre en Salamanca. Durante una década despachó los regalos más originales y curiosos de la ciudad. Acumuló también anécdotas como que en los inicios los clientes confundían a tienda con un sex-shop. Finalmente, la subida de los precios de alquiler y el aumento de los costes de los proveedores provocó que bajara la persiana. Fue en septiembre de 2016. Coincidió aquella época en la que Roso de Luna acumuló locales vacíos entre jubilaciones y abandonos. 

Recuerdo: Azulejos de Harpo que se conservan en la calle.

Recuerdo: Azulejos de Harpo que se conservan en la calle.

Ha sido en los últimos cinco años cuando el silencio se ha invertido. Cierta paradoja encierra la calle puesto que parece no haber seguido la tendencia tras la pandemia y en la actualidad va sumando locales llenos con la misma singularidad que los que dejaron atrás. Desde librerías prescriptoras hasta una galería de arte, una tienda de antigüedades y un estudio de ilustración. 

Desde los últimos meses es la calle de La Puerta de Tannhauser. La librería que regentan Álvaro Muñoz y Cristina Sanmamed en Plasencia se desdobló y abrió en la esquina con Donoso Cortés. Su apertura generó una gran expectación porque aterrizaban en la ciudad después de cosechar premios como el de mejor librería del país otorgado por el Gobierno central. 

Para los ‘milenials’ ahora es la calle de la galería 'La sindicalista', que lleva Alejandro Quintano con los diseños de El Loco del pelo rizo que han llegado a salir en ‘prime time’. 

El Chaflán: Marta Barroso, con uno de sus diseños.

El Chaflán: Marta Barroso, con uno de sus diseños.

Para otros tantos es desde hace meses la calle de El Chaflán, el estudio de ilustración que regenta Marta Barroso. La ilustradora cacereña expone sus diseños, vende sus productos y organiza talleres. A un lado, un negocio de una marca de aceite y al otro lado, un negocio que se reconoce por su ampuloso escaparate, la tienda de decoración Portobello. Ya en breve, en unas semanas, tendrá un nuevo nombre. Precisamente, en el local que dejó precisamente huérfano Lulasónica y que se convertirá en el primer hostal boutique de la ciudad. Se llamará hostal Olivae y será una extensión del hotel Don Carlos en Donoso Cortés. La obra está a punto de terminar y abrirán después de Semana Santa. Toda una lista de nombres infinitos para una calle que sigue haciendo historia.

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