SEMANA SANTA DE INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL

El Santo Entierro de Cáceres ya está en la calle

Tras la Ceremonia del Descendimiento, el Cristo Yacente y la Virgen de la Soledad marchan este Viernes Santo acompañados de todas las cofradías

Cáceres ya tiene en la calle su Santo Entierro. La procesión que reúne a todas las cofradías cacereñas en el gran cotejo fúnebre de la Semana Santa, durante uno de los días clave de la liturgia, ha emprendido su itinerario desde la ermita de la Soledad a las 20.00 horas del Viernes Santo para continuar por Santa Clara, Puerta de Mérida, Adarves, arco de la Estrella, plaza Mayor (con vuelta), Pintores, San Juan, Sergio Sánchez, Pizarro y recogida en la Soledad.

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asdd / EL PERIÓDICO

A estas alturas de Pasión, después de veinte procesiones, ciudadanos y turistas siguen creando amplias hileras para disfrutar de una de las mayores colecciones de imaginería del país, en un entorno evidentemente sin paragón.

Poco antes ha tenido lugar en la plaza de San Mateo la Ceremonia del Descendimiento. Representantes de las cuatro cofradías vinculadas a dicha parroquia, Soledad, Vera Cruz, Amparo y Condenado, han retirado la corona y los clavos de la imagen de Cristo y han depositado el cuerpo del Yacente en la urna para acompañarlo hasta la Soledad, desde don sale el Santo Entierro, ya en paso de procesión. Se trata de un rito de tres siglos recuperado a iniciativa de la cofradía de la Soledad en 2012.

A estas horas encabeza el cortejo fúnebre el Cristo Yacente (autor anónimo del siglo XVI), seguido de todas las representaciones de las hermandades cacereñas, en orden de antigüedad y guardando el recogimiento que exige especialmente esta estación de penitencia. Cierra la comitiva la Santísima Virgen de la Soledad (autor anónimo del siglo XVI), escoltada por la Policía Nacional, con dos turnos de carga y con su característico manto negro y dorado a punto de cumplir un siglo. Desprende aroma a claveles, liliums y alhelíes distribuidos en bellos ramos en sus siete ánforas, con ese estilo de la tradición cacereña que deja las flores libres, sencillas y sin duda soberbias para acompañar a una Dolorosa.