la primavera cacereña

Los hermanos de carga de la Virgen dan en Cáceres un ejemplo de resistencia al calor

La Montaña vence al termómetro y sus fieles la reciben con júbilo y más de 5.000 flores de papel en Caleros. Último novenario de la junta de gobierno de la cofradía y de la legislatura, con presencia de Vara y de Salaya. El alcalde recuerda a los enfermos y homenajea a las mujeres y el obispo pide "buen tino" a las autoridades

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Años consecutivos diciendo que la Montaña vencía a la lluvia y, ahora, con el termómetro disparado hasta los 33 grados. Las consecuencias del cambio climático no eximen a la Procesión de Bajada y hoy la patrona de Cáceres luchó con fiereza contra el mercurio. Fue una imagen inédita (¡cuantos desfiles se recuerdan con paraguas o con la talla cubierta por un plástico porque abril siempre fue un mes inestable y de nubarrones que asomaban por la Sierra de la Mosca!). Pero esta vez el sol atacó con fuerza a los 120 hermanos de carga divididos en cuatro turnos que fueron un ejemplo no solo de fe y de devoción sino también de resistencia. Llevar a hombros un trono de 120 kilos de peso, símbolo de la ciudad de Cáceres, desde el santuario hasta la concatedral de Santa María, y hacerlo con alegría es una gesta heroica que merece el mayor reconocimiento.

Especialmente duro fue atravesar el puente de la ronda este. A un lado queda el mirador del Amparo, pero es complicado manejar las andas en ese momento, sortear la curva que accede al camino peatonal que conduce a la pasarela y coronarlo de forma airosa como lo hicieron los turnos segundo (el de los balillas o calderillas) y tercero es digno de alabanza. Si hubiera un aplauso infinito para ellos no serían suficientes las palmadas en un día en el que los voluntarios de ARA atendieron cinco lipotimias.

Son tiempos de incertidumbre para la sociedad en su conjunto, con una sequía extrema que está poniendo en riesgo el sistema; y la cofradía de la Montaña ha sabido estar a la altura. La junta de gobierno que preside hace cinco años Juan Carlos Fernández Rincón (con la pandemia de por medio) se despide del novenario, es el último antes de las elecciones a la nueva mayordomía que se celebran el próximo mes de junio. Y en este contexto, la hermandad, la de mayor arraigo de Cáceres, ha lanzado una súplica a la patrona, implorando que mire al cielo y que llueva a chuzos en mayo. Ojalá su intercesión benefactora surta el efecto deseado por todos.

Cáceres recibe a su patrona, la Virgen de la Montaña

El Periódico Extremadura

Hoy se han cumplido 382 años de la Procesión de Bajada (estrenó su título de Fiesta de Interés Turístico Regional el 24 de abril de 2019). Fue un 3 de mayo de 1641 cuando la Cacereña Bonita (apelativo cariñoso con el que muchos la conocen) bajó por primera vez del santuario precisamente ante las peticiones de los vecinos que imploraban lluvia en un tiempo de pertinaz sequía. 

En 1928 se aprobó que la Virgen procesionara cada cuatro años y en 1945 se oficializó el desfile anual; con él arrancaba el novenario que finaliza siempre el primer domingo de mayo coincidiendo con el Día de la Madre. Antes de esta fecha, la talla se trasladaba sólo a propuesta del ayuntamiento, del pueblo normalmente, y alguna vez por la junta directiva de la cofradía, sobre todo a propósito de una desgracia o una plaga.

El trasiego

Desde el lunes han sido días de trasiego, un no parar en la cofradía, primero con el traslado de enseres hasta la concatedral: fundamentalmente ánforas, plataformas y estandartes. El martes por la mañana se bajó la talla del camarín, ya dispuesta para iniciar el cortejo, considerado el acto central de la primavera cacereña y que comenzó a las cinco de la tarde.

A esa hora, Isidro Ginés Morales Camacho (a sus 64 años es el hermano mayor más joven de la historia de la cofradía; tomó el cargo a los 59) organizó los turnos de carga con el reparto de planillos. Este año, además, ha habido tres nuevos hermanos que adquieren la condición de veteranos mayores de 65 años, y cinco que han sido designados hermanos de carga titulares. Igualmente, y a tenor de lo que contempla el reglamento interno de la cofradía, se nombrarán tres hermanos principales; los exmayordomos Jesús María Larrazábal y Joaquín Floriano, y el exárbitro de fútbol, Fide Valle Rico.

La imagen, de estilo sevillano realizada en madera de nogal policromada por artista desconocido entre los años 1620 y 1626, salió a hombros del turno segundo. Lo hizo bajo los sones del Himno de España y sobre sus andas de plata de 120 kilos de peso adquiridas en los años 60 en un taller sevillano, con peana restaurada magistralmente por Clara Hurtado.

Ha portado la corona de diario y ya empieza a ser un clamor que luzca la de las campanitas, que no usa desde 2011 al menos

La camarera, Julita Herrera, ayudada por su camarera auxiliar, Marisa Domínguez, la vistió primorosa con el manto que le regaló la ciudad para las bodas de plata de la coronación canónica en 1949, una prenda magnífica de estilo renacimiento, hecha de tisú de plata fina con oro fino de alto relieve. A su espalda, la imagen portaba cuatro rosarios y no escapularios puesto que la Montaña nunca los luce. También llevaba las medallas del ayuntamiento y de la Guardia Civil y el pectoral que Francisco Cerro, cardenal primado de España, regaló a la Montaña siendo obispo de Coria-Cáceres.

Encabezó el cortejo, a modo de cruz de guía, el estandarte que los cacereños regalaron a su patrona en 2006 con motivo del centenario de la declaración del patronazgo canónico de la Virgen sobre la ciudad. Obra de María Jesús Trejo, es blanco, ribeteado en bordados de oro, con una imagen de la talla en el centro sobre la que se lee su título de Madre de la Divina Gracia.

Saeta a la Virgen de la Montaña

El Periódico Extremadura

Le seguían los niños (alrededor de 60, que igual que el resto de los hermanos vestían con túnica azul cielo, capelina, guantes y cinturón blancos, y zapato negro). Luego, la banda municipal, justo delante de la réplica del pendón de San Jorge, símbolo de la reconquista de Cáceres por las tropas de Alfonso IX de León, que iba encabezando a la corporación; y el estandarte de la cofradía, conocido como primigenio, de raso, con un medallón de plata en el centro que reproduce en oro la imagen de la Virgen. Componían igualmente el cortejo las instituciones hermanas de honor de la cofradía, que son el ayuntamiento, la diputación, el Cefot y la Guardia Civil. No faltaron las guiadoras ni la Asociación de Caballeros y Damas de Guadalupe.

El paso fue escoltado por la Guardia Civil, seguido de monseñor Jesús Pulido (con traje coral, bonete y solideo), la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín, y el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara. Para el alcalde, Luis Salaya (a quien el covid siempre le impidió estar físicamente en Concejo), fue un día especial no solo por ser el último novenario de la legislatura (hay elecciones el 28-M), sino porque se estrenó en ese punto central de la procesión, donde recibió por primera vez en la historia de la cofradía la medalla de directivo, al ser el ayuntamiento Mayordomo de Honor. Será un distintivo algo más grande que los que cuelga el resto de miembros de la corporación municipal, que en lo sucesivo llevarán todos los alcaldes de la capital cacereña para recordar el título que el consistorio ostenta.

La patrona lucía espléndida. Sobre su sien, la corona de diario, circular de plata dorada, elaborada con las joyas que sobraron de la comunmente denominada ‘Corona buena’, fabricada en 1924 por el joyero madrileño Félix Granda, de cruces de rubíes, oro, brillantes, zafiros y esmeraldas, cuajada de diamantes, por la que se pagaron 150.000 pesetas. Esa corona fue fruto de las donaciones de miles de devotos anónimos con motivo de la coronación canónica de la patrona, privilegio concedido por su antigüedad, milagros y devoción popular. La joya original la portará durante todo el Novenario; llegó ayer a las 12 de la noche a Santa María, custodiada por la policía local al ser una pieza única de gran valor económico y sentimental.

Portar a hombros una talla de 120 kilos de peso es una gesta heroica protagonizada por los cofrades

La corona circular de plata dorada, la copia de la buena, es la que desde hace años acompaña a la Montaña en la Procesión de Bajada. Echan de menos los cacereños que algún día se retome la costumbre de que baje con la corona de las campanitas, muy querida por la ciudad y que lució por última vez en 2011 porque la de diario se estaba restaurando. Pero existe un temor entre la cofradía y su mayordoma, por tratarse de una joya algo inestable. La circular, sin embargo, va sujeta a los hombros de la talla, con lo que queda prácticamente garantizado que no se mueva con el balanceo propio de un desfile de estas características.

La Virgen llevaba flores amarillas (claveles, solidagos y liliums), que se han comprado en Bouquet y cuya responsable, Chiqui González, se ha empleado a fondo junto a la camarera de ornato, Pilar Campos, y el resto de sus colaboradoras, para que brille como merece la ocasión, aunque cada vez va costando más trabajo encontrar gente joven que tome el relevo.

La tuna de Cáceres le canta a la Montaña

Flores en Caleros

A Concejo llegó la Virgen a lomos del turno cuarto y allí la procesión adquirió toda su oficialidad. Cientos de personas vieron cómo el alcalde Salaya le entregó el bastón de mando, como alcaldesa honoraria que es, condición que la patrona ostenta durante todo el novenario. Antonio Bazo Machacón lo colocó en las andas y la Virgen enfiló hacia Caleros, que este año estrenó su decoración de más de 5.000 flores de papel de seda azules y blancas confeccionadas por los vecinos al modo de Campomaior (ayudaron a su colocación el regidor municipal y el concejal Jorge Villar. A la altura del número 55 las vecinas le entregaron un ramo de esas flores a la patrona). No faltaron los arcos de flores y palmeras ni el baile de la talla al ritmo de El Redoble. El desfile siguió hasta la ermita del Vaquero, donde el coro Alborada del padre Gianni le cantó Virgen Morenita. De ahí a la Cuesta del Marqués, con las canciones de las amas de casa. En Santiago recibió el homenaje de los Scouts Sant Yago y de las cofradías del Nazareno y de la Sagrada Cena.

Un repique de campanas llevó a la patrona a las Cuatro Esquinas, donde la Tuna de Cáceres le regaló el tradicional Bella Aurora y El Redoble, con los hermanos bailando de nuevo la talla en una expresión de júbilo sin precedentes porque la actuación de los tunos lleva años siendo el acto más multitudinario de la Bajada.

Al entrar en la plaza le cantó Tamara Alegre y hubo marchas de la Banda del Humilladero. Tras las palabras del obispo y del alcalde, la patrona enfiló hacia Santa María (donde por cierto habrá estos días un estand para vender recuerdos de la patrona), cargada por el turno tercero con los sones de la Banda Municipal de Música y a cuya entrada el Coro Rociero le dedicó la Salve.

Comienza así el novenario; nueve días en los que la Montaña lucirá once mantos. El de mañana será el de color rojo que el Cimov regaló a la Virgen en 1999 a propósito del 75 aniversario de su coronación canónica. Precisamente este jueves hay una misa homenaje al Cefot (11.00), otra al Grupo Scouts Alezeia (18.30) y la donación de un manto de la cofradía a la Virgen del Vaquero. La bendición del mismo tendrá lugar pasadas las 20.00 en Santa María después de la novena. Por cierto, y como anécdota, el bastón de mando del alcalde se soltó hasta en tres ocasiones: en Concejo, en Caleros y en Las Cuatro Esquinas debido a que el enganche del trono que lo sujeta se descolgó. 

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