el acuartelamiento encadena la llegada del primer reemplazo de 2023 con la salida de otro millar de soldados de 2022

El Cefot de Cáceres recibe mil alumnos más y garantiza otro ciclo este año

Juran bandera en julio y la formación específica será tras el verano. Las mujeres no llegan al 10%. La base se mantiene a pleno rendimiento con una media de 4.000 soldados de tropa anuales

Una formación de los alumnos recién llegados al Cefot de Cáceres, este lunes.

Una formación de los alumnos recién llegados al Cefot de Cáceres, este lunes. / Carla Graw

Primeros de mayo. El termómetro supera los veinticinco grados a media mañana. Ni el mercurio marca la temperatura habitual ni es una mañana habitual. El acuartelamiento de Santa Ana protagoniza una jornada inusual, sin salirse del protocolo militar, pero con el ritmo atípico que caracteriza la llegada de un nuevo reemplazo. La base recibió este lunes mil alumnos más en el que es el primer ciclo de 2023. Apenas unos días antes, abandonaron las instalaciones los soldados del último ciclo de 2022. No hay pausa en el Cefot cacereño, que desde hace décadas se mantiene a pleno rendimiento como centro de formación de tropa de referencia en España y encadena una media de 4.000 militares anuales. 

Quizá otro de los cambios con respecto a otros ciclos es que todos los alumnos lucen su chambergo, el atuendo militar para proteger sus cabezas, ahora rapadas, del calor. En un centro en el que está todo previsto, también contemplan alternativas si el tiempo no acompaña y se registran altas temperaturas, como ha ocurrido en un insólito mes de abril. En el caso en el que se produzca este imprevisto condicionado por el clima, para proteger la integridad de los aspirantes, la formación física se adelantará a primera hora de la mañana. 

En cualquier caso, la base mantendrá los mismos periodos de formación, ya sin protocolo por el coronavirus salvo el que marcan las autoridades sanitarias. Los alumnos que se incorporan esta semana tendrán que superar un periodo de adaptación, afrontarán ocho semanas de formación general y jurarán bandera el 14 de julio. Por el momento, no se ha confirmado si la ceremonia será en la base o en la ciudad ya que en el anterior reemplazo se especuló sobre la posibilidad de que se celebrara en la plaza sin éxito.  Una vez que concluya este primer periodo formativo, disfrutarán de un permiso vacacional y más tarde afrontarán la formación específica antes de incorporarse a sus unidades. 

Un grupo de alumnas del Cefot.

Un grupo de alumnas del Cefot. / Carla Graw

En total, este lunes se incorporaron 1.173 alumnos, es decir, los aspirantes completaron el total de plazas que ofertó en febrero el Ministerio de Defensa para Cáceres. En total, para el Ejército de Tierra ofertó 2.200 plazas. Del millar de futuros soldados solo hay 86 mujeres, por lo que la presencia femenina sigue sin superar el 10%. Entre ellas se encuentra Alba Cossío (Asturias, 24 años), que ha decidido ingresar en el Ejército tras estudiar dos grados superiores. Su intención es seguir si le convence y si no, optar por la Guardia Civil. En su caso, los lazos familiares en la vida militar han sido condicionantes.

También las referencias castrenses han motivado que Manuel Arenas (Córdoba, 27 años), que residía cerca de la base de Cerro Muriano. Para ambos es el primer día de una nueva etapa marcada, como todo, por las redes sociales. Antes de llegar al centro ya han puesto cara a los que serán sus compañeros durante los próximos meses.

Ser militar a los 27: “Estaba harto de servir copas”

El perfil de aspirante a soldado ha cambiado en los últimos años. Lo cierto es que en el caso del acuartelamiento de Cáceres, el alumno medio es un joven de entre 20 y 22 años con formación académica. El cambio sustancial se ha producido en que gran parte de los futuros militares ya han cursado estudios previos a su ingreso en la academia. Este motivo condiciona también que no entren en la base hasta pasados los 20 años cuando lo habitual hace décadas es que ingresaran al cumplir la mayoría de edad. 

Aspirantes a soldados se dirigen a su compañía.

Aspirantes a soldados se dirigen a su compañía. / Carla Graw

En el caso de este último ciclo que se incorporó este lunes, la media se mantiene como la de este pasado año, no obstante, sí hay un dato que llama la atención y que con probabilidad condicionará el perfil de los futuros reemplazos. Es relevante que los nacidos a mediados de los noventa que se incorporaron al mercado laboral optan por la instrucción militar como alternativa a empleos precarios. Es el caso de Arenas, que a sus 27 años ha decidido dar el paso para ser soldado. El aspirante de Córdoba relata a este diario que tomó la decisión de ingresar en el Cefot porque «era camarero y estaba harto de servir copas». Es así como la búsqueda de la estabilidad económica cobra importancia a la hora de elegir la carrera militar. Los alumnos en formación cobran 360 euros y 1.016 cuando son soldados.

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