La semana pasada una vecina le dijo a Rosa Caballero Cid que si ya había echado los papeles para que el ayuntamiento le diera el permiso de renovación de una tarjeta con la que poder circular por su calle sin temor a las multas. Rosa vive en la Puerta de Mérida, una de las vías afectadas por la nueva ordenanza municipal reguladora del sistema de acceso de vehículos al Centro Histórico de Cáceres mediante control por cámaras de seguridad.
A sus 77 años, esta cacereña se vio envuelta en una nube de papeles que no sabía cómo gestionar. Fue entonces cuando decidió acudir al ayuntamiento, a las oficinas de atención al ciudadano que están en la Gran Vía. «Allí había dos chicas que se pasaban la pelota de la una a la otra. ¿Pero no trae usted nada?», me preguntaban en un tono cada vez más elevado. Les dije que llevaba los papeles del coche y mi carnet de identidad, que no sabía si tenía que aportar más documentación».
Rosa les insistía: «Yo no sé hacer estas cosas, no sé cómo rellenarlas. Una de las muchachas le sugirió a la otra: ‘Mándala arriba que hay una que es del PSOE y que se lo arreglen’. Yo ya me puse nerviosita porque aquello estaba de bote en bote. Entonces una de ellas me rellenó la solicitud y me advirtió: ‘Si esto no está bien y la llaman, viene y presente los papeles que necesite’. Entonces les insistí: ¿Pero qué hago si me multan?». No obtuvo respuesta.
A Rosa le pasa algo parecido cada vez que acude al BBVA. «Voy todos los meses a sacar dinero, y siempre me dicen lo mismo, que si saco el dinero en el mostrador me cobran 2 euros. Que si lo hago en el cajero no me vale nada. Pero es que yo no sé andar en el cajero. El otro día me avisaron: ‘Tiene que aprender’, pero es que cuando vuelvo, de una vez para otra ya se me ha olvidado. Me pongo delante de la máquina y me agobio. Pienso: ‘Madre mía, cuál es el pin, si no sé cuál es el pin. Y así todas las veces».
Rosa escuchó el otro día al alcalde, Luis Salaya, hablando por la radio asegurando que las personas mayores de 65 años podrán realizar gestiones propias en el ayuntamiento de manera presencial con carácter prioritario. «Denuncio esta situación en el periódico para que el alcalde se dé cuenta de lo que está pasando. Yo no soy de partidos, ni de política, lo que quiero con esto es que a las personas mayores se nos tenga en cuenta».
El otro día en el banco me dijeron: «Tiene que aprender a manejar el cajero, pero se me olvida»
La cacereña es una víctima más de la terrible brecha digital que da la espalda a la tercera edad. En estos días PSOE y PP se emplean a fondo en lanzar propuestas para solventar la situación, aunque en la ciudadanía queda la amarga sensación de que no son más que ‘medidas cuquis’, efectistas, y que la realidad sigue marginando a los viejos.
A pie de calle
El proceso de digitalización de las Administraciones Públicas ha sido terrible para todos ellos. El PSOE incluye en su programa electoral acciones para que los mayores tengan fácil acceso a internet. Hoy, el candidato del PP a la alcaldía, Rafa Mateos, también se ha pronunciado sobre este extremo anunciando que pondrá en marcha un Punto de Atención Ciudadana a Pie de Calle, una nueva herramienta «para garantizar -dijo- un diálogo directo con los cacereños». Su intención es «habilitar un espacio accesible, cómodo y a pie de calle para que los cacereños tengan un lugar de referencia al que acudir con más comodidad para consultar cualquier duda o realizar gestiones sencillas. Además de fomentar la comunicación a través de redes sociales, es necesario facilitar el tú a tú, sobre todo para las personas mayores», señaló Mateos.
Entretanto, Rosa Caballero sigue reclamando integración, salir del callejón de internet que la tiene en vilo pensando que la pueden multar sólo por no tener dificultades para rellenar un formulario.