el perfil del nuevo alcalde de Cáceres

Rafa Mateos y el cacereñismo

Su padre trabajaba en una compañía de seguros y su madre es ama de casa. Tiene cuatro hermanas, estudió Derecho, se confiesa católico, le gustan los toros y lleva por bandera que el trabajo te conduce al éxito

El futuro alcalde de Cáceres, Rafa Mateos, ayer en la sede del PP, en la calle San Pedro de Alcántara.

El futuro alcalde de Cáceres, Rafa Mateos, ayer en la sede del PP, en la calle San Pedro de Alcántara. / Sergio Vela

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Su padre, también llamado Rafa, trabajaba en una compañía de seguros y falleció en 2019, dos meses antes de las primeras elecciones municipales a las que concurrió como candidato, aunque no logró vencer al socialista Luis Salaya. Su madre, Maribel, es ama de casa. Dice que ella ha vivido estos últimos comicios «orgullosa, contenta y con muchos nervios en la noche electoral». Él, para calmarla, le insistía en que «por encima de todo» se estaba llevando «el cariño y el respeto de la gente de manera generalizada».

Y así ha sido. Rafa Mateos llegará a la alcaldía de Cáceres el próximo 17 de junio y lo hará con 42 años (nació el 27 de enero de 1981). Su más tierna infancia la vivió en un bloque de La Madrila frente al club La Colina, hasta que cuando tenía 5 años su familia se trasladó al pasaje de la avenida de Alemania. Fue un niño del Licen, primero hizo el preescolar en Gómez Becerra, y luego la EGB en Sanguino Michel, con maestros para él inolvidables como Victoria o Paco Álvarez. Ayer tomó café con Antonio Sánchez Buenadicha, uno de sus profesores del Hernández Pacheco con quien, confiesa, mantiene «una buena amistad».

Después llegó la Universidad. Mateos estudió Derecho, donde compartió aula con la concejala y compañera de su partido Elena Manzano. En esos cinco cursos de carrera le dieron clase Carlos Floriano, Carlos Villamor o Jaime Rosell, «que era una institución», recuerda el líder del PP. Desde su origen, la facultad cacereña ha dado una larga cantera de políticos a Extremadura, un espacio de debate, de ideas, donde la teoría política siempre se ha vivido con pasión. Ahí arrancaron sus inicios en Nuevas Generaciones, con Martín Torres, José Carlos Bote o Cristina Redondo. Entonces Laureano León o Cristina Teniente ya eran diputados en la Asamblea. No tardó en afiliarse. Ya en su primer año de carrera se presentó a unas elecciones a junta de facultad.

Se crió en el seno de una familia de cinco hermanos, las otras todas mujeres. Es el pequeño; la mayor, Mabel. De sus padres aprendió los principales valores que han marcado su trayectoria vital, profesional y política: «la familia, la honestidad, el sacrificio, la humildad, la sencillez y que no hay éxito sin trabajo. Mis padres sacrificaron todo para darnos formación, para que pudiéramos estudiar. Ha sido la impagable herencia que nos han dejado», dice sin poder evitar la emoción.

Rafa Mateos vivió una adolescencia propia de su contexto histórico, cuando José María Saponi era alcalde de Cáceres y el botellón era una moda irrenunciable. «En aquella época se salía mucho los jueves y los sábados. Íbamos primero a la plaza y luego a La Madrila».

A su mujer, Lourdes Roncero, la conoció en Cáceres. Su padre era un empleado de banca al que trasladaron aquí. Procedían de Ciudad Real, pero lo cierto es que en la ciudad ha pasado Lourdes la mayor parte de su vida. Estudió en el Sagrado y luego hizo Empresariales. Trabaja en la Administración Pública. Se casaron en San Mateo y lo celebraron en el Hotel Extremadura, «que es un sitio muy pepero», suelta con una carcajada, propia de ese sentido agudo del humor que sólo en las ocasiones necesarias saca a relucir el futuro mandatario municipal. Tienen 3 hijos, dos niños y una niña. 

Porte de alcalde

Mateos es un hombre que tiene porte de alcalde. En 2003 ya fue en la lista de Saponi, «iba de relleno», admite con una sonrisa. Su compromiso seguía aumentando hasta que en 2015, junto a Elena Nevado, llegó al ayuntamiento, donde fue portavoz del gobierno. Hasta lograr la alcaldía ha atravesado un camino que, lejos de ser meteórico (como sucede con otros líderes que se fabrican al minuto para una sociedad de rápido consumo), ha sido difícil. Tenacidad, empeño y trabajo no le han faltado. Eso, y una campaña electoral acertada han hecho que finalmente ganara las elecciones.

Rafael Mateos Pizarro, el que a partir del próximo 17 de junio se convertirá en el noveno alcalde de la democracia, insiste en que sus resultados electorales, con 11 concejales, le permiten gobernar en minoría sin necesidad de ningún pacto, tal como marca la Ley Electoral. Preguntado por este diario sobre qué haría en el caso de que Vox, para cerrar en la Junta un acuerdo con María Guardiola, le obligara a que los de Abascal entraran en el gobierno de Cáceres, argumenta: «Yo no hablo sobre hipótesis, pero no creo que aquí haya cambio de cromos. No se puede mercadear con los vecinos y hay que ser algo más serio que todo eso», zanja el líder del PP.

«Mi boda con Lourdes se celebró en el Hotel Extremadura, que es un sitio muy pepero», dice entre bromas

Afronta su futuro «con ilusión y con un gran peso de la responsabilidad. Nuestro objetivo es que Cáceres despegue y que sea un referente». El futuro alcalde se compromete «a cumplir con su programa electoral».

Entonces alaba el trabajo de su equipo: «Esto lo hemos hecho nosotros juntos y por primera vez una mujer va a ser presidenta de Extremadura y va a tener una presidenta de Cáceres. Hay unas relaciones buenísimas políticas y personas, de amistad porque María Guardiola es amiga mía. Remaremos juntos y -concluye- cambiaremos esta ciudad».

Sus proyectos

Ahora a Mateos le queda un largo camino en el que debe cumplir con el programa electoral al que se ha comprometido con la ciudadanía y que pasa fundamentalmente por cuatro nuevos proyectos: una piscina climatizada en el Nuevo Cáceres, la remodelación de la avenida Virgen de la Montaña, la peatonalización del tramo del Museo Helga de Alvear que va del Camino Llano a la plaza Marrón, y la puesta en valor de la Ribera del Marco. Pero además promete la bajada de impuestos, reducir el IBI, eliminar la plusvalía y rebajar el ICIO y el IAE.

Rafa quiere además darle vida al mercado de la Ronda del Carmen, aceptar la mina de litio siempre que sea subterránea, legal y traiga suelo industrial y empresas asociadas. Dirá (ya lo ha dicho) ‘no’ al traslado de la Cruz de los Caídos y deja en cuarentena la construcción de un complejo budista en el cerro Arropé, que ya fue rechazado por Madrid.

Faceta profesional

De su labor profesional destaca su trabajo como asesor jurídico del grupo parlamentario en la Asamblea de Extremadura, al que llegó en 2007. Desde 2011 es responsable de la asesoría jurídica de su partido en la Diputación Provincial de Cáceres.

Para él ser alcalde de su ciudad es «el mayor orgullo al que un cacereño puede aspirar y la más alta responsabilidad política. Estar en el ayuntamiento es lo más gratificante que hay». El nuevo regidor municipal habla con rostro sosegado, no para de recibir visitas (durante esta entrevista, la de Inés Rubio, su compañera de filas que ha conseguido la mayoría absoluta para el PP en Trujillo).

«Nunca utilizaré la religión para hacer política. Eso forma parte de mi esfera personal»

«Después de haber ganado las elecciones se ve mi aspiración colmada», asegura el líder de una formación para la que corren buenos tiempos. Mateos lo sabe y aprovechará la coyuntura sin renunciar, avisa, a sus principios, ni tampoco a sus aficiones; entre ellas leer todas las noches, salir al campo, que es una de sus grandes querencias, y los toros (no olvida a su abuelo Antonio Pizarro, que siempre era presidente de alguna faena en la Feria de Mayo). Mateos, que recuperará el coso y los festejos taurinos, no es forofo del fútbol. «De niño era muy madridista, pero mi hijo mayor me ha salido del Atleti y el pequeño del Madrid, de modo que tengo que mantener la neutralidad para evitar el cisma». 

¿Pero será del Cacereño? «Es el decano, aunque yo soy de todos los equipos de Cáceres». ¿Pero será de alguna cofradía? «De ninguna. Nunca utilizaré la religión para hacer política. Me encanta la Semana Santa, tengo unas profundas raíces cristianas y soy católico practicante. Mis hijos son de los Ramos y de los Estudiantes, aunque eso forma parte de mi esfera personal». ¿Pero será de la Montaña? «Tampoco pertenezco a la cofradía. Soy muy mariano y será un honor entregar el bastón de mando a la patrona en la próxima Procesión de Bajada».

Mateos, tranquilo, seguro de sí mismo, representa los valores del cacereñismo: con ellos, esta vez sí, ha conquistado la alcaldía.  

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