Esta cacereña cuenta cómo es un día tras la barra del bar en el que trabaja

Las mejores tostadas de Cáceres, con pan del Casar

Sara Galet Guardiola, camarera de La Vieja Dehesa (en la calle Amberes), asegura que «los desayunos aquí son un no parar» 

Sara Galet Guardiola, posa con una tostada de jamón y un zumo de naranja, en el interior de La Vieja Dehesa.

Sara Galet Guardiola, posa con una tostada de jamón y un zumo de naranja, en el interior de La Vieja Dehesa. / Carla Graw

Para tener un gran día hay que empezarlo a lo grande y los desayunos de La Vieja Dehesa (en la calle Amberes) son una buena forma de conseguirlo. Desde que a primera hora abre sus puertas, la máquina de café y de zumos de naranja no paran. Y ante ellas se encuentra, en el turno de mañana, Sara Galet Guardiola. «Quien desayuna una tostada entera de parisina con huevo o con queso viejo; lacón con Torta del Casar; jamón ibérico o de cebo al corte..., no vuelve a comer hasta la cena», indica la joven camarera, quien sirve en barra y que junto al resto de sus compañeros contribuyen a que la capital cacereña sea un referente gastronómico.

El trasiego entrando y saliendo del bar es la tónica de las mañanas. Un café con leche y con sacarina, uno para llevar, lo mismo de siempre, un zumo de naranja, media de jamón ibérico con tomate y aceite, un capuchino y un donut, una entera de cachuela, un ColaCao... «Esto es un auténtico no parar», explica con orgullo.

El equipo de La Vieja Dehesa atiende los pedidos con agilidad, demostrando que hay experiencia y dominio de la técnica. Y es que hacer un buen café no resulta fácil si no se entiende la máquina y si no se tienen en cuenta otros factores como la cantidad de café, la manipulación y ajuste de la cafetera o la temperatura de la leche. Galet conoce a los clientes por el nombre y ya no es preciso decirle cómo quieren el café o la tostada, ella lo sabe. «Estos desayunos, tentadores para muchos y contundentes para otros, tienen unos precios muy económicos calidad-precio. Utilizamos pan de Casar de Cáceres por la esponjosidad de su miga y por su corteza crujiente», destaca, situando esta otra materia prima como una exquisitez extremeña.

Pero, además de los desayunos, en este local pueden presumir de una gran variedad de pinchos. Aunque en esa franja horaria las peticiones de café se relajan un poco, dando paso a otras alternativas (cerveza, vino y refrescos) para acompañar las patatas con callos, morcilla, orejas... Tampoco faltan raciones de calamares, rejos y cachopo.

Sara es camarera de vocación. «Aunque estudié Educación Primaria en la Universidad de Extremadura, llevo desde los 18 años trabajando en este mundillo, en diferentes sitios. Siempre me dijeron que esta profesión sería muy dura y sin embargo nunca lo dudé. Me parece un sector muy bonito, me encanta atender a la gente con una sonrisa. Es un oficio lleno de valores y hay que dignificarlo como merece. Dicen que cualquiera vale para ser camarero y a mí me parece que para nada es así», concluye.