El Museo del Prado presenta, en la sala de exposiciones del Palacio de los Golfines de Abajo, en Cáceres, una selección de 69 dibujos realizados por Emilio Sánchez Perrier (1855-1907). Esta muestra pudo verse en el Museo del Prado hasta el pasado julio, tras la cesión realizada por la Fundación Tatiana de 192 obras de este autor, y tuvo una gran acogida, con miles de visitas. Por primera vez, una exposición ya propiedad de la gran pinacoteca viaja íntegramente a Cáceres, donde permanecerá en el Palacio de los Golfines de Abajo, sede de la Fundación Tatiana, hasta el 7 de enero (entrada libre).
Ofrece un recorrido realmente completo por la faceta de dibujante de este artista, desde los ejemplos más tempranos, fruto de su periodo de formación sevillano y sus primeros viajes por la geografía española como pintor al aire libre, hasta los últimos, en los que consigue crear verdaderos efectos pictóricos sobre el papel. Junto a ellos se muestran las tres pinturas y el dibujo del artista que ya conservaba el Prado en su colección.
La importancia de las obras que configuran este conjunto, fechados en un amplio marco cronológico de la vida del pintor, y cuya trayectoria gráfica estaba prácticamente ausente de las colecciones del Prado hasta la donación de la Fundación Tatiana en un significativo ejemplo de mecenazgo, permiten recorrer la trayectoria completa como dibujante de Emilio Sánchez Perrier. Las 192 obras legadas están ya accesibles en ‘www.museodelprado.es’.
Sánchez Perrier fue continuador de los postulados del paisajismo naturalista desarrollado por la Escuela de Barbizón y de la pintura luminosa y detallista de artistas como Martín Rico y Mariano Fortuny. Se le considera uno de los pintores españoles de paisaje más destacados de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Desarrolló su actividad entre su Sevilla natal y París, y sus pinturas fueron apreciadas especialmente por su realismo, luminosidad y precisión técnica.
Sus rasgos de estilo
Los dibujos de esta exposición, comisariada por Gloria Solache, técnico del Gabinete de Dibujos y Estampas del Museo Nacional del Prado, fueron realizados durante sus viajes por España, Francia, Italia y África, y plasman escenarios naturales, rurales y urbanos. En ellos se distinguen los rasgos definitorios de su estilo: la perfecta identificación de los elementos de la naturaleza, las arquitecturas y las figuras y los objetos representados; el empleo de esquemas compositivos con perspectivas profundas; o su especial habilidad para captar los efectos lumínicos de los diferentes momentos del día y de los meses del año.