"Le dijo a su tía que se había cegado y le había metido con la navaja, que se había arruinado la vida". Este testimonio corroboró este martes la Guardia Civil en relación a uno de los acusados por el crimen de Logrosán. Tras una primera sesión con la declaración de madre e hijo, ambos imputados, la segunda jornada del juicio concentra mañana y tarde el interrogatorio a los testigos.
A primera hora de la mañana, fueron citados los agentes que realizaron el atestado y los registros a los domicilios de los acusados. A preguntas de las partes, acreditaron la denuncia por amenazas que presentó la madre del fallecido días antes de su muerte después de que el acusado "le mostrara unas balas y le dijera que eran para su hijo".
Del mismo modo, hicieron mención a detalles de la instrucción relativas al presunto uso de un collar tibetano en la pelea mortal. Este utensilio fue entregado por un testigo en la comandancia de la Guardia Civil y presentaba restos de sangre del fallecido. Este mismo testigo, de acuerdo al testimonio de uno de los agentes, les relató que la madre que le había dicho "que le he metido, venía a por él y le he metido".
Hicieron hincapié también en cuestiones relativas a que no haya aparecido el arma tras los registros "meticulosos" que realizaron. "Si el arma voluntariamente no ha querido ser retirada, siempre se encuentra", expuso uno de los agentes. Por último, mencionaron como detalle llamativo que la madre tuviera la ropa lavada y tendida la mañana siguiente que se correspondía con la que llevaba la noche del suceso.
Los testigos, por su parte, la mayoría citados por estar presentes en el bar aquella madrugada, corroboraron la mala relación que mantenían el fallecido y acusado, según los testimonios, porque el primero culpaba al segundo de la ruptura con su novia. Se da la circunstancia de que la pareja del muerto era la madre de la novia del acusado.