El Periódico Extremadura

El Periódico Extremadura

ÚLTIMO ADIÓS AL FUNDADOR DE LA ASOCIACIÓN QUE RECLAMABA JUSTICIA PARA LOS EXILIADOS

Los Hijos de Granadilla pierden a su padre

Fallece Eugenio Jiménez, fundador del colectivo que reivindicó siempre un acceso libre a la tierra de los exiliados del pueblo, en 1955, por la construcción del embalse de Gabriel y Galán

Vídeo | Así es Granadilla, el pueblo que no quiso morir

Vídeo | Así es Granadilla, el pueblo que no quiso morir Toni Gudiel

Para ver este vídeo regístrate en El Periódico Extremadura o inicia sesión si ya estás registrado.

Vídeo | Así es Granadilla, el pueblo que no quiso morir Eduardo Villanueva

Luchó por devolver Granadilla a sus hijos y clamó contra la injusticia que vivieron. Eugenio Jiménez ha dado voz durante décadas a los llantos ahogados de los exiliados de Granadilla. Fundó la asociación Hijos de Granadilla para reclamar sus derechos y mantener un contacto con su pueblo; el que los vio nacer; donde aprendieron a caminar, correr y jugar y del que tuvieron que salir de manera abrupta.

La historia es conocida por todos: en nuestra provincia de Cáceres se ubica el pueblo de Granadilla, a los pies del embalse de Gabriel y Galán, desalojado forzosamente por el estado franquista en 1955 (su absoluta disolución tardó años), pero que nunca llegó a inundarse. Y dejó un deslumbrante paisaje casi fantasmagórico (y no demasiado popular) que atrajo a un ochentero Pedro Almodóvar, donde rodó el final de su película ‘Átame’

Granadilla es una foto fija del pasado extremeño y visita obligada para cualquiera que viaje al norte de la provincia. Indispensable pasear por sus calles vacías protegidas por murallas almohades que aguardan la alcazaba reconvertida en castillo durante la Edad Media. 

Unas callejuelas que conocía bien Eugenio Jiménez, que ha fallecido recientemente. El pasado 15 de noviembre tomó sepultura en su amado pueblo, ese pueblo que le obligaron a abandonar cuando era un niño, y que fue arrebatado a sus lugareños por expropiación forzosa de causa mayor, pese a que el agua nunca llegó a besar las murallas de Granadilla. Eugenio Jiménez fue testigo de esa historia y faro para alumbrarla a las generaciones siguientes. Llevando su relato a las páginas de los periódicos, las ondas radiofónicas y los micrófonos para que no cayera en el olvido.

20

Fotogalería | Así es Granadilla Toni Gudiel

De hecho, a el Periódico Extremadura le concedió varias entrevistas muy ilustrativas de cómo fue el sufrimiento de desarraigo que tuvieron que navegar los exiliados de Granadilla tras ser obligados a abandonar su hogar, por decreto de 1955, por la construcción del embalse Gabriel y Galán.

Los restos de Eugenio ya reposan en el camposanto de la villa. Toni Gudiel

Durante años, ha reivindicado un acceso libre y que cualquier extremeño que haya nacido allí pueda visitar siempre que quiera su localidad natal. «Que cuando un hijo de Granadilla se acerque a la puerta, enseñe su carnet de identidad y le abran las puertas, porque es muy doloroso. Tuvimos que abandonar nuestro pueblo y queremos tener un contacto porque allí están nuestras señas de identidad», relataba Eugenio a este diario en 2005. Él tenía 11 años cuando tuvo que abandonar la calidez de su pueblo natal, y cambiarlo por Alagón del Río. Desde allí, su familia se vio obligada a emigrar a Madrid en busca de un porvenir. Tuvieron que pasar décadas para que Eugenio regresara a la ‘tierrina’, y se instaló (hasta sus últimos días) en Jaraíz de la Vera. Incluso llamó a su casa Villa de Granadilla.

La inundación del municipio «nunca estuvo prevista», aseguran desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico

decoration

Burocracia

Pero la burocracia de la Administración le impedía, una y otra vez, dar pasos adelante con su proyecto de retorno. Así lo relataba él mismo en este diario: «Granadilla está regida por tres ministerios y unos por otros, la casa por barrer. Está adscrita a Medio Ambiente, Educación y Fomento. Son tantos que todos quieren gobernar allí. Está en Extremadura, pero resulta que no corresponde a Extremadura. Nadie tiene responsabilidades y nadie quiere tomar cartas en el asunto. Vamos a tener que seguir con las pautas normales de llamar a las puertas con sentido común. Eso estoy pidiendo yo a los políticos extremeños: sentido común, para que Granadilla esté libre. Que en el siglo XXI vayas a un pueblo, que tiene su encanto en ese recinto amurallado, que se tenga un acceso libre, porque se está perdiendo mucho turismo para la zona», lamentaba.

Granadilla es un reclamo turístico de primer orden, pero apenas explotado. Pese a que, a menudo, se incluye en listados de los mejores pueblos amurallados o de los municipios más pintorescos de España (en publicaciones de referencia como la National Geographic). 

Fundada por los musulmanes en el siglo IX, ejerció de baluarte estratégico de la zona al ser un paso obligado de la Vía de la Plata. No en vano, llegó a ser la capital de la comarca, que mantiene a día de hoy el nombre de Tierras de Granadilla, hasta que Franco lo convirtió en un pueblo fantasma.

La construcción del embalse de Gabriel y Galán conllevó la expropiación de casi todo el término municipal, incluido el casco urbano, lo que obligó al desalojo de la población, que se materializó finalmente en el año 1964, con la salida de sus últimos habitantes. «Fue un proceso traumático no exento de polémica que aún perdura en el ánimo de quienes lo vivieron y sus descendientes», como expresan desde el propio Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Inundación ficticia

La Información que ofrece el Ministerio al respecto es demoledora. Ya que asegura que la inundación del pueblo «nunca estuvo prevista, pues se encuentra por encima de la cota de máximo embalse, y queda hoy como vestigio de lo que fue, manteniendo su aspecto netamente medieval, y constituyendo un lugar de indudable interés turístico y cultural», reconocido con su declaración como conjunto Histórico-Artístico en 1980.

Pero antes de que esa foto fija que es Granadilla atrajera a propios y a extraños, sus lugareños tuvieron que atravesar el tortuoso camino de la disolución, que llegó de forma definitiva en 1965, repartiéndose el término entre los municipios entonces vecinos de Zarza de Granadilla (donde está el pueblo) y Mohedas de Granadilla, incorporando cada uno los terrenos de Granadilla de su lado del río Alagón.

La fortaleza medieval de Granadilla, un reclamo turístico para Extremadura. Toni Gudiel

Pueblos abandonados

En 1984, mediante un convenio entre varios ministerios, se puso en marcha el Programa de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados (PRUEPA), siendo Granadilla uno de los pueblos elegidos para su desarrollo, lo que motivó la rehabilitación de varias construcciones para diversos usos (alojamiento, talleres, etc.). Una de las primeras decisiones que se tomaron fue la reconstrucción del castillo que sirvió para frenar su progresiva ruina, y servir de atalaya con vistas al pueblo, así como la mejora de las murallas.

Un programa que se mantiene en la actualidad, y que otorga el principal uso del pueblo, junto con el turístico, limitado básicamente a la visita libre dentro de su horario de apertura al público. Tras su expropiación el pueblo quedó adscrito a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), hasta que en el septiembre de 2007, mediante acuerdo de mutación demanial, pasó a depender del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN).

«Lo estoy pidiendo a voces. Los hijos de Granadilla queremos retornar a nuestro pueblo, que no tengamos que estar por ahí»

Eugenio Jiménez - Fundador de 'Hijos de Granadill'

decoration

«Estoy cansado»

Eugenio ya se mostraba abatido hace más de 15 años, pese a que siguió dando la batalla por hacer justicia a un pueblo y a sus supervivientes. «Estoy cansado. A mí me gusta ir bien por la vida, con rectitud y lo primero que hice fue escribir a la Casa Real y al presidente del Gobierno», en aquel momento, José Luis Rodríguez Zapatero. «Todos me contestaron, por supuesto, pero nadie me da una solución al problema de Granadilla. Lo estoy pidiendo a voces. Los hijos de Granadilla queremos retornar a nuestro pueblo, que no tengamos que estar por ahí».

Pese a esa desazón, el colectivo creado por Eugenio otorgó alegrías a los exiliados: celebrando fiestas anuales y conseguía reunir a muchos descendientes para compartir los recuerdos de los que fueron vecinos de esta localidad hoy abandonada. Los antiguos granadillanos emigrados y sus descendientes se reúnen dos veces al año en el pueblo con motivo de la romería de la Virgen de Agosto, el 15 de agosto, y el día de los Difuntos, el 2 de noviembre.

En uno de esos festejos, en agosto, Jiménez proclamó que «los políticos se ponen una venda en los ojos y Granadilla es un enclave turístico enorme». En ocasiones, también llegó a mostrar su disconformidad con el trato que se daba al otro día grande de la villa en la celebración de noviembre. «Se convierte en una especie de romería con chiringuitos y verbenas y los Hijos de Granadilla no lo queremos así, deberían intervenir las autoridades competentes».

Los medios nunca dieron la espalda a Eugenio Jiménez en su histórica reclamación. La hemeroteca de el Periódico Extremadura da buena cuenta de ello. También la web de National Geographic, que recoge el testimonio de algunos de los vecinos de esta villa. Eugenio Jiménez aseguraba que su lucha «es devolver Granadilla a sus hijos, porque fue una injusticia la que se cometió». Descanse en paz el alma de Granadilla. 

Compartir el artículo

stats