Un incendio presuntamente intencionado, ocurrido durante la madrugada del pasado viernes al sábado, ha reducido a cenizas el nuevo Centro de Interpretación del Cabrero, ubicado en la localidad cacereña de Cabezabellosa y que iba a ser inaugurado el próximo 8 de diciembre.

Este centro, promovido por el Ayuntamiento del municipio y la Diputación de Cáceres, se había creado con el objetivo de dar a conocer la cultura de los cabreros y dignificar un oficio que tanta importancia ha tenido tradicionalmente en las sierras del norte cacereño y en toda Extremadura.

La alcaldesa, María Ángeles Talaván, ha emitido un comunicado en el que expresa su tristeza "por una mala noticia", ya que el Centro de Interpretación del Cabrero, "en el que tanta ilusión y trabajo habíamos puesto, ha sido reducido a cenizas".

"En este momento sentimos dolor, impotencia y frustración por todo lo que ha pasado, especialmente pensando en aquellas personas que han donado y cedido con todo el cariño del mundo los enseres de sus padres, abuelos y antepasados, y en la familia que donó el inmueble y que con tanta ilusión creyó en el proyecto", ha indicado.

La primer edil ha subrayado que desde el primer momento la intención principal del Ayuntamiento "fue la de homenajear a la figura del cabrero y la cabrera ya que forman parte de la historia, cultura y raíces de Cabezabellosa".

De igual forma, Talaván ha aseverado que "este acto no quedará impune y, como el ave fénix, el proyecto renacerá de sus cenizas".

El espacio se ubicaba en una construcción típica de piedra que había sido rehabilitada a tal efecto y que evocaba las viviendas tradicionales de los pastores serranos.

Mediante distintos recursos gráficos y audiovisuales se abordaban temas como el medio natural en el que se desenvolvieron durante siglos los rebaños de cabras, las distintas manifestaciones de cultura material o inmaterial ligadas a esta cultura, el modo de vida de las familias de cabreros en el chozo tradicional o su sistema económico.

El espacio interpretativo, diseñado por la empresa extremeña Masmagín, contaba, además, con un repertorio de utensilios, enseres, prendas y objetos cedidos por vecinos del pueblo y que, en muchos casos, pertenecían a sus antepasados.

También había réplicas, facsímiles y documentos relacionados con la cultura de los cabreros.