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Un experto de la herrería

Las heces de paloma mandan al taller la corona del escudo de Cáceres

Con experiencia en trabajos en la Puerta de Alcalá o la catedral de Santiago, Miguel Ángel Martínez, de la empresa zaragozana La fragua del Cierzo, repara un elemento emblemático con 75 años de historia del escudo de la ciudad: "El problema es la corrosión por la palomina"

Ángel García Collado

Ángel García Collado

Cáceres

«El principal problema del deterioro de la corona del escudo de Cáceres es la palomina, los excrementos de paloma». Son las palabras de Miguel Ángel Martínez Luque, que dirige la empresa zaragozana La fragua del Cierzo, entidad encargada de limpiar y reparar un elemento emblemático con 75 años de historia del escudo de Cáceres. A lo largo de sus 13 años dedicados al mundo de la forja, ha realizado trabajos en lugares históricos de la geografía nacional como la catedral de Santiago de Compostela o la Puerta de Alcalá.

El primer paso para dejar impoluta la corona es eliminar las heces esparciendo arena y aire. Una vez esté concluida la primera parte, comenzarán los trabajos sobre la chapa limpia. «No está nada mal para tener 75 años y para el material tan fino con el que está fabricada», cuenta Martínez. Cuando esté el hierro ‘en crudo’ (listo para trabajar sobre él), habría que sanear los elementos deteriorados por medio del forjado y reponer las piezas que se han perdido en este tiempo (alguna tachuela de los brazos, que están soldados). «No son técnicas complicadas, es un proceso sencillo», asegura el herrero. Para finalizar, imprimirá una protección anticorrosión más potente y se pintará del color que escoja la administración. 

Es un proyecto que encargó el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica, costará 3.000 euros y estará concluido en apenas dos semanas, a pesar de que el plazo de ejecución inicial sería de un mes.

La oportunidad para reparar la obra surgió de un viaje a Trujillo para trabajar en el Palacio Cervantes-Barrantes, donde la puerta de entrada a las caballerías se había descolgado. Visitó Cáceres, se acercó a ver el estado de la corona desde el balcón consistorial y le aportaron fotografías realizadas con un dron. Tras entregar el presupuesto y una memoria con las actuaciones a acometer y se aceptó la idea.

Herrero forjador

La profesión de Martínez es el de herrero forjador: «Manejamos el hierro y lo transformamos a nuestro gusto y necesidad por medio del fuego y la percusión», explica. Trabaja solo en la pequeña empresa que abrió en 2012 tras varios años en una cerrajería familiar y una aventura en el Ejército. «Fui autodidacta, nadie me enseñó el oficio de la forja», indica. Recuerda también cómo fue su primer encargo: «Me pidieron unas rejas para poner un rosal en Miami. Me salió bien y al cliente le gustó», se congratula. Después, comenzó a depurar la técnica a través de unos cursos en Toledo y consiguió un trabajo en la catedral de Santiago. Desde entonces, su carrera despegó y ya es considerado un maestro herrero: «Lo que más me gusta de mi trabajo es que conservo el patrimonio de España», finaliza.

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