Radiografía de los casi dos años del recinto
El CIIAE de Cáceres, una cantera de científicos que no para de crecer: 106 en solo dos años
El Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético dio sus primeros pasos en 2022. Desde entonces, ha vivido una paulatina evolución que ha provocado su conversión en uno de los recintos más importantes a nivel peninsular. Con 106 científicos de 20 países distintos, ya es «una rueda que no parará de girar» y ansía su traslado a las nuevas instalaciones

Galería | Dos años del CIIAE de Cáceres / A. G. C.

Segundo año a pleno rendimiento del Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético (CIIAE). Todavía en la Escuela Politécnica de Cáceres, pero desde hace meses funcionando como un perfecto engranaje y presentando proyectos finales que avalan el buen hacer de un centro pionero en la península ibérica.
Cuando Juan Manuel Pérez desembarcó como uno de los cuatro directores del proyecto, no había absolutamente nada. Ni siquiera instalaciones. El proceso ha sido arduo, pero más que gratificante. El primer paso fue adaptar los espacios para la creación de cinco laboratorios en los que ir instalándose de forma temporal. Mientras tanto, diseñaban los edificios finales que están ahora en obras en el complejo El Cuartillo y que prevén abrir sus puertas en 2027. Gestionaron la atracción de personal, y poco a poco fueron cumpliendo etapas.
En 2023
Los primeros investigadores aterrizaron en Cáceres en 2023 procedentes de todo el mundo tentados por una oportunidad que, como poco, era especial y distinta. Casi dos años de trabajo después, ya hay 106 personas trabajando en proyectos que abarcan distintos ámbitos, pero todos relacionados con el almacenamiento energético. Hay 20 nacionalidades distintas, algo más que gratificante para los directores, ya que les sitúa como un proyecto que seduce.

Kashif Mushtaq / Ángel García Collado
«Mi proyecto que me está ayudando a desarrollar mis habilidades en energía»
«Ya es mucho dinero obtenido, proyectos conseguidos, otros que están por llegar y alguno que ya ha terminado», cuenta Juan Manuel Pérez, que confía en que sea «una rueda que siga rodando por sí misma».
Falta de espacio
Si hay algo de lo que algunos de los científicos que allí trabajan se quejan es de la falta de espacio, pero Pérez recuerda que «estamos en una sede temporal y nos hemos adaptado a lo que hay, no a lo que se desea».
El CIIAE está dividido en tres departamentos: almacenamiento eléctrico (baterías generalmente), hidrógeno y almacenamiento térmico (por ejemplo, la reserva de agua caliente de cualquier casa). Además, cuentan con líneas transversales para ayudarse entre los trabajadores. Algunos ya han conseguido proyectos millonarios, como es el caso de Romain Mauger, jefe de la Unidad de Investigación Jurídica. Ha obtenido 1.425.000 euros para estudiar cómo se podría integrar la teoría del decrecimiento, tomando el caso específico del derecho de la energía y la regulación de las baterías, con toda su cadena de vida.

Rosa María Ladera. / Ángel García Collado
«Regresar a Extremadura no estaba en mis planes, pero logré encontrar esta oportunidad»
La gran cantera
La cantera de científicos del CIIAE no ha parado de crecer durante este tiempo y ha creado numerosas oportunidades. Hace no mucho tiempo, ser extremeño, estudiar químicas o biológicas y querer continuar con la profesión que amas en tu tierra era prácticamente imposible. Ahora no. Y se ha aprovechado.
Es el caso de Rosa María Ladera, que pertenece al departamento de plantas piloto como técnico júnior, donde investigan diferentes tecnologías de almacenamiento para escalarlas a nivel comercial. Estudió Ingeniería Química en el campus pacense de la UEx, hizo su tesis en el Instituto de Catálisis y Petróleo Químico de Madrid y se fue a Escocia, donde le brindaron una oportunidad. Eso sí, cuando pudo regresar, lo hizo. Lleva más de un año en Cáceres. «Retornar no estaba en nuestros planes. Estábamos muy bien en el extranjero, pero cuando salió la plaza tuve la suerte de volver», explica Ladera, contenta porque sus hijos pueden estar cerca de su familia.

Sunreen Asim / Ángel García Collado
«Fui seleccionada tras un duro proceso y ya he conseguido una beca Marie-Curie para continuar»
Plantas piloto
En su equipo, trabajan actualmente en el proceso previo a la comercialización de las tecnologías del almacenamiento. Estas plantas piloto ya salieron a licitación y se están construyendo en las instalaciones de los proveedores, por lo que el trabajo ya está avanzado. En total, habrá cinco: una de baterías de fluor, de almacenamiento térmico con distintas tecnologías, de hidrógeno para escalar procesos de producción, una de captura directa de dióxido de carbono (CO2) del aire y, para concluir, una de Power-to-X, en la que se sintetizarán productos de valor añadido como metanol o amoniaco.
Juan María González
Un caso similar es el de Juan María González. Tuvo exactamente la misma formación que Ladera. En 2012, también se fue a trabajar a Reino Unido a una industria internacional de combustibles sintéticos. En el CIIAE, es investigador sénior en el área de Catálisis Heterogénea para la producción de químicos y combustibles sintéticos. «A efectos prácticos, mi trabajo es crear esos materiales que se encargan de aportar a productos como el CO2 capturado del aire y el hidrógeno un alto valor añadido», explica.

Juan María González. / Ángel García Collado
«Creo materiales que pueden aportar al CO2 capturado del aire o al hidrógeno un valor añadido»
Trabaja con personas de todo el mundo, pero el idioma realmente nunca fue un problema: casi siempre utilizan el inglés. «Tengo experiencia en centros similares que reúnen personas con distintos perfiles, que no se encuentran en una misma situación geográfica. Es inevitable que, en espacios de estas características, haya gente de distintos países», señala González.
Desde Pakistán
Kashif Mushtaq es un investigador sénior en prototipado que llegó a Cáceres desde Pakístán. Hablando en un perfecto inglés, explica que lidera un pequeño equipo que trabaja en el almacenamiento eléctrico y de energías térmicas. Comenzó sus estudios en ingeniería mecánica en su país. Desde entonces, no ha parado. En su amplio currículum figuran estudios en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (Estados Unidos) o la Universidad de Porto.
Bondades
Quizá nunca había planteado la oportunidad de recalar en Extremadura, pero ha descubierto las bondades de una ciudad «pequeña» como Cáceres en comparación con otras como Sevilla o Madrid.
Su equipo está buscando más personal para continuar trabajando en estudios sobre la producción de hidrógeno. «Considero este proyecto como un doctorado en ingeniería porque hace que aumenten mis habilidades», sentencia Mushtaq.

Las imágenes de la visita de la consejera Mercedes Vaquera a las obras del CIIAE / Jorge Valiente
A escasos metros de su puesto se encuentra su compatriota Sumreen Asim. Trabaja en Cáceres desde octubre como investigadora júnior. Terminó sus estudios postuniversitarios en Pakistán y comenzó a trabajar como asistente del departamento de calidad de distintas industrias. Tras pasar por China y regresar a su país como profesora, le surgió la posibilidad de aterrizar en Cáceres. Fue seleccionada tras un duro proceso de entrevistas y no dudó en llegar a la ciudad, donde ya ha conseguido una beca Marie-Curie para continuar desarrollando su labor profesional.
Estar en Cáceres
Encantada con la posibilidad de vivir en Cáceres, se muestra muy agradecida por la bienvenida que le han dado tanto a ella, como a sus hijos. «Es importante para una madre que ellos se encuentren felices en el destino. Estoy muy contenta por la forma en que están tratándoles en el colegio, sobre todo con las dificultades que podría haber con el idioma», finaliza Sumreen Asim.

Cristina Guirado. / Ángel García Collado
«Estudio los materiales que absorben o liberan energía al cambiar de fase»
Cristina Gutiérrez, llegada desde Talavera de la Reina, también se formó en aspectos químicos y tiene un doctorado en ingeniería ambiental. Tras varios años trabajando en investigación y desarrollo en una firma cacereña, tuvo la oportunidad de llegar al CIIAE. Es investigadora sénior. En su pequeño equipo, investigan mejoras en los procesos de captura de CO2, que sean menos intensivos desde un punto de vista energético, así como una síntesis para mantener la circularidad de los materiales y que sean de bajo coste.
Desde Orellana
El mundo rural también forma del CIIAE de Cáceres. Cristina Guirado es natural de Orellana la Vieja. Tras su paso por la Universidad de Extremadura en un grupo de investigación, probó suerte en el pionero centro y postuló a la plaza. Apenas tiene 28 años, pero ya se ha formado lo suficiente como para conocer a la perfección el trabajo en un laboratorio. Forma parte del área en almacenamiento térmico, en la línea de calor latente. Sus funciones consisten en estudiar los materiales en cambio de fase, que absorben o liberan energía. Por ejemplo, cuando el agua pasa de sólido a líquido.
Son solo algunos ejemplos de cómo es trabajar en un recinto que ya es uno de los más importantes a nivel de Europa, pero es que el CIIAE está convirtiéndose en una cantera de talentos científicos que no va a parar de atraer a más y más personas. Solo acaba de empezar, pero el futuro es prometedor.
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