El Castillo de Portezuelo, también conocido como Castillo de Marmionda, es una fortaleza situada en este pueblo cacereño de apenas 260 habitantes. El nombre real en sus orígenes fue el de Portillo, ya que desde el mismo se controlaba el puerto que daba acceso a Coria. Este nombre fue evolucionando y pasó a denominarse Portichuelo para, finalmente, llamarse Portezuelo, que es como se le conoce hoy día. Según la alcaldesa, María Lancho, apenas existe documentación sobre el origen exacto del castillo, al menos que tenga conocimiento el ayuntamiento. No obstante, explica que hay versiones que apuntan que la construcción se remonta al siglo XII durante la ocupación almohade en la zona y que tras ser conquistado por Fernando II, fue entregado a la Orden del Temple y recuperado por los musulmanes en el año 1196. Ya en el año 1213 fue definitivamente reconquistado por Alfonso IX de León que se lo cedió a la Orden de Alcántara.

Entre la escasa documentación, lo único claro es que este espacio se constituyó como uno de los más importantes elementos defensivos para los habitantes del valle del Alagón desde los visigodos hasta la edad media. Durante varios siglos ha registrado reformas, siendo una de las más importantes la ejecutada en el siglo XVI. También se han hecho excavaciones, realizada la última a principios del 2013, a través de la cual se logró descubrir una de las dependencias, concretamente, una habitación.

La fortaleza, que actualmente se encuentra bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16 1985 sobre el Patrimonio Histórico Español, quedó en estado de ruina consolidada. Una ruina que se ha visto aliviada en algunos momentos por las ayudas que se han tramitado a través de la Asociación para el Desarrollo del Valle del Alagón (Adesval), pero que la falta de fondos actual sigue impidiendo que este elemento patrimonial salga a flote. Por ello, los vecinos no censan en el empeño y con el apoyo del ayuntamiento están dispuestos a recuperar este elemento histórico "que está por explotar", comentó la alcaldesa.

Por ello, el ayuntamiento ya trabaja codo con codo con la Asociación de Amigos del Castillo, que tras varios años de parón ahora vuelve a retomar su actividad reivindicativa con Jessica Pérez como presidenta, una joven del pueblo que se ha puesto al frente de la asociación y que no está dispuesta a ver como se 'desploma' el castillo que se eleva sobre su pueblo natal. "Recientemente hemos organizado un festival para recaudar fondos que nos permitan contratar a un arqueólogo y continuar con las excavaciones", explicó la joven que expresó su deseo de que algún día este espacio pueda aprovecharse como recurso turístico y vuelva a tener vida siglos después.