"No querríamos que Las Hurdes se convierta en una especie de Benidorm del oeste". Es el deseo de Fernando Rodríguez de la Flor, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Salamanca que presentó ayer en Badajoz su libro Las Hurdes. El texto del mundo . Revisa, explica el autor, todos los problemas que ha tenido esta zona desde el siglo XVI, "cuando se tienen las primeras referencias del territorio".

"Es un lugar de alejamiento de toda la locura que vivimos. Una tierra para buscar la calma, la serenidad. Y es bueno que sea así", detalla. En su libro, "muy difícil", según cuenta, también guarda un espacio para analizar "el icono de Buñuel" y su película Las Hurdes. Tierra sin pan . "Estimula la idea de que aquello era un infierno. Pero es propaganda de la época. Buñuel encontró allí una especie de paraíso extraño", recoge.

Preguntado por el momento más importante de Las Hurdes en su historia, Rodríguez no se lo piensa: el futuro. "Es un lugar genial para valores como la contemplación o la lejanía de las cosas. Para muchos extranjeros, el encontrar un territorio tan aislado, silencioso, es una maravilla. Esto ya no existe por ahí fuera". Por ello, señala que muchos artistas eligen esta zona para un sosegado retiro.

"El problema de Las Hurdes es que va a ser colonizado por los extranjeros, que se dan cuenta mucho antes que nosotros de estas cosas", lamenta el catedrático. Apoya su argumento con el ejemplo de un holandés que estableció su pequeño negocio rural en Las Mestas. "Ha puesto unas cabañitas perfectas, perdidas por el bosque y mimetizadas con el ambiente, que alquila en el verano. Esto es exactamente lo que hay que hacer", finaliza.