El pasado 19 de febrero se cumplió el 25 aniversario de la declaración de los Barruecos como Monumento Natural, una protección medioambiental para espacios de pequeño tamaño que puso a Malpartida de Cáceres en el mapa del turismo de calidad. El alcalde, Alfredo Aguilera, no oculta su satisfacción.

«Gracias a este título se logró preservar la riqueza medioambiental que tenía este espacio y al mismo tiempo generar un crecimiento económico sostenible en torno a él».

Aguilera estima que se ha cumplido con ambas funciones pero admite que todavía queda mucho por hacer. «Los Barruecos no solo son un patrimonio natural, sino arqueológico, morfológico, e incluso artístico». El regidor señala que el ecoturismo se ha desarrollado más lentamente en Malpartida de Cáceres y su entorno. «Seguimos trabajando en esa línea». En este sentido, indica que todavía no se ha aprobado un plan rector de uso y gestión y cree que se necesita mayor implicación de la Junta de Extremadura. «No basta solo con una declaración y unas infraestructuras, hay que darle vida al monumento y hay que gestionarlo». De hecho, el próximo 10 de marzo el mandatario se reunirá con el director general de Sostenibilidad. «Se ha producido un aumento exponencial del número de visitantes, que bien graduado y gestionado puede mejorarse. Se debe vigilar ciertas zonas donde se están criando cigüeñas y ahondar en la conservación del tesoro de los Barruecos», uno de los rincones declarados también como más bonitos de España.

Y enseguida cita al Museo Vostell, auspiciado por el artista alemán Wolf Vostell (Leverkusen 1932- Berlín, 1998) en octubre de 1976, de reconocido prestigio internacional, figura fundamental del arte contemporáneo de posguerra y creador del Movimiento Fluxus . «Tenemos que estar muy orgullosos», concluye Aguilera mientras atardece en Los Barruecos y la postal se vuelve inmensa.