Ángel Barroso Díez es el encargado del restaurante El Mulero, ubicado en Riomalo de Abajo, una alquería perteneciente al municipio de Caminomorisco en Las Hurdes. Posee una población de 25 a 30 habitantes dedicados fundamentalmente al turismo rural y a la apicultura. El establecimiento lo llevan entre tres socios y lo abrieron hace más de dos años y medio.

«Nos encontramos en un sitio donde viene gran número de visitantes a ver la joya paisajísitca del meandro del Melero. Se nota sobre todo con el buen tiempo», dice con amabilidad. «La gente tiene ganas de salir pero hay que ser cautos porque no podemos volver para atrás», advierte el hostelero.

Naturaleza, tradición, auténticas recetas de cabritos, solomillos, patatas meneadas, setas, boletus, verduras y hortalizas, entre otros muchos platos, son algunos de los atractivos para los turistas que paran en el local, con una terraza con vistas al río.

Es un lugar donde se puede disfrutar de los sabores de antaño en su verdadera expresión. «Acude numerosa gente de Castilla León, Cataluña, Madrid, País Vasco y de Andalucía, prácticamente de toda España. Algunos de ellos suelen venir en caravana», comenta mientras hace un receso en su jornada laboral.

La gastronomía hurdana tiene ese sabor inconfundible gracias a unos productos completamente de la tierra y de una excelencia insuperable como mieles, polen, jamones, embutidos, aceitunas, cerezas, castañas y setas. Trato exquisito y gran amabilidad, una cerveza bien fría que sabe a gloria después de una ruta senderista por una de las joyas de la provincia de Cáceres. «Del mismo modo ponemos el fútbol», un dato a tener en cuenta.

En la alquería no disponen de comercio, dispone de un camping. Un sitio paradisiaco que demuestra que el turismo y la gastronomía son sectores que luchan por salir adelante en tiempos de pandemia.